sábado, mayo 4, 2024
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Para reflexionar

Hoy la pobreza y extrema pobreza obligan a muchas madres, de escasos recursos económicos, a abandonar en vía pública o quitar la vida de sus hijos menores. Ellas consideran, posiblemente, que éstos son una carga en tiempos adversos para sobrevivir. Situaciones que fueron difundidas por la prensa y medios audio visuales. He ahí el verdadero rostro de la austeridad, sinónimo de la olla vacía. ¿Y qué sostienen los que dicen estar al servicio de los pobres y excluidos? Falta saber.
Ciertamente los que están en el Poder no sienten ni ven esa realidad. Viven en el mundo de la jauja y el despilfarro. Cuentan con jugosos haberes, asegurados. Posiblemente son premios por el trabajo político que hicieron. Están inmersos, además, en actividades domésticas o cuidándose las espaldas. Ello ha ocurrido siempre. “Barriga llena, corazón contento, viva el movimiento”, decían antaño.
Entre tanto la pobreza y extrema pobreza destruyen hogares y cobran vidas de infantes que hubieran sido útiles para la Patria. Que se hubieran preocupado por construir una perspectiva mejor. Que hubieran conducido, acaso, con tino, decisión y sabiduría, al pueblo boliviano, hacia un destino llevadero. Pero murieron por falta de condiciones materiales, porque las madres, desgraciadamente, no pudieron extremar esfuerzos para llevar el sustento cotidiano a sus retoños.
Por falta de voluntad política las soluciones para problemas sociales no surgieron oportunamente. Los politiqueros, en vez de dar prioridad a estos temas, priorizaron intereses particulares y partidarios. Dieron prioridad a la confrontación entre bolivianos, a la división y el odio entre ricos y pobres; a la persecución y el encarcelamiento, en particular.
Pese que disponían de suficientes recursos económicos en las arcas del Estado, no lo hicieron. No les dio la gana de trabajar por el bien común. No lo hicieron ni cuando la economía nacional estuvo “blindada”, durante el año 2009. Tampoco en 2008, considerado el año de cifras récord. “En toda su vida republicana, Bolivia no registró indicadores económicos tan altos como el año pasado (2008)”, afirmó el entonces ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Arce Catacora. Ni en esos años de vacas gordas mostraron predisposición política tendente a erradicar la pobreza y extrema pobreza. Por ello seguimos inmersos en esa realidad que lastima a los sectores menos favorecidos. ¿Qué hicieron, pues, los gobiernos de turno? Muy poco, o quizá nada.
Ni en los tiempos de capitalización se dio prioridad a estas cuestiones. Las empresas privatizadas generaron alrededor de mil seiscientos millones de dólares, informó el presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Carvajal. “Este monto representa a todo lo que es el proceso de capitalización”, aseguró el parlamentario. Estos datos, por si haya duda, están insertos en los medios escritos de 22 de febrero de 2000. El chorro de billetes verdes se esfumó, mientras la pobreza y extrema pobreza se agudizaron. Aún es peor en nuestros días, con la presencia del “enemigo invisible”: el covid-19.
En suma: los Gobiernos deben extremar esfuerzos, en democracia, para dar soluciones a la pobreza y extrema pobreza.

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