lunes, mayo 20, 2024
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¿Qué ideas se deben considerar si deseo escribir?

Por: Equipo editor

 

Errores que entorpecen y demoran la fluidez y el dominio en la escritura

 

El escribir es un arte, pero no por ello no es una ciencia, o por  lo menos, pertenece a una ciencia y en ese sentido está compuesto de diversas técnicas y detalles que aseguran su éxito. Asimismo, no tener domino o por lo menos conocer estas técnicas generará malestar en nuestros futuros lectores y arduo trabajo y desmotivación en nosotros como escritores.

 

Por ello, en estos siguientes números presentaremos los errores más comunes con los que tropieza un escritor. Empecemos.

 

Abuso injustificado de vulgarismos

 

Considerando que los vulgarismos son las palabras, expresiones o giros que no se consideran correctos en una lengua porque vulneran la norma establecida; y si bien al usarla en un escrito puede ser considerada como una táctica bien realizada ya que puede aportar verosimilitud. No es aconsejable usarlos, al margen de diálogos muy concretos, si nuestra pretensión es cultivar un estilo de escritura culto. Sin embargo, dependerá mucho del estilo definido que marque nuestro trabajo.

 

No contar con una estructura definida

 

Más que un error en sí, es una mala costumbre. Ocurre al escribir las cosas según se le van ocurriendo a uno, sin seguir ningún orden lógico. Esto conlleva otros muchos errores, como son errores de expresión, repeticiones innecesarias, omisión de partes importantes, y otras desagradables consecuencias de la falta de previsión.

 

Un efecto frecuente y extremo es el texto creado por simple adición. La persona que escribe no piensa en el texto globalmente. Solo escribe una oración a la que añade otra parte, y otra y otra, empleando comas. El resultado es una oración larguísima, confusa e impenetrable. Muestra gran falta de costumbre escritora, y escasa o nula revisión del texto. Sin duda, es uno de los errores frecuentes más graves en un texto.

 

Otra consecuencia de este vicio en la escritura es la creación de párrafos oracionales o párrafos-frase. Quienes incurren en este error tienden a escribir largas oraciones que concluyen en un punto y aparte.

 

En general, estas malas costumbres son fáciles de evitar: consiste en pensar primero, y en escribir después. Cada párrafo debe contener una idea, desglosada en varias oraciones independientes. El empleo de un borrador suele ser el mejor remedio (en el borrador se puede y se debe tachar y reescribir todo lo que a uno le venga en gana). Cuando no hay tiempo para escribir borradores, caso de un examen, lo mejor es tomarse unos minutos para escribir pequeños esquemas al margen, en los que anotemos todo aquello de lo que queremos hablar. Después nos dedicaremos a redactar las ideas recogidas según ese esquema.

 

Anacolutos exagerados

 

El anacoluto es un error de expresión que consiste en el desorden sintáctico sin motivo, o en la falta de concordancia de los elementos de la oración. Un caso frecuente de anacoluto suele producirse cuando tomamos una idea sobre la que vamos a decir algo, y antes de pensar lo que vamos a decir, la escribimos en primer lugar como comienzo de una frase. Luego resulta que no es el sujeto, y tenemos que dar mil vueltas y revueltas a la oración para darle algún sentido.

 

También se dan numerosas faltas de concordancia, como resultados de las prisas o de la falta de revisión del escrito.

 

Frases vacías para rellenar espacio

 

A veces, un apuro provoca que el escritor vaya rellenando lo que pueda y como sea.

 

Monotonía de estructuras sintácticas

 

Las personas con escaso dominio del lenguaje suelen recurrir constantemente a las mismas estructuras en sus oraciones. Esto produce un efecto monótono y aburridísimo. Un caso especialmente llamativo es el de las definiciones con ejemplo, que muchas veces se limitan a expresarse con la estructura.

 

Un caso particular de estas repeticiones cansinas e innumerables corresponde al empleo de la fórmula “es cuando” para sustituir una definición: “una metáfora es cuando identificamos un término real por un término imaginario, como por ejemplo el final del camino para referirnos a la muerte”.

 

Cuando veamos una estructura que puede sustituir a las que empleamos demasiado, debemos tomar nota de ella y emplearla a la menor ocasión. El abuso de oraciones simples, o de las mismas estructuras (aunque sean correctas), indica siempre pereza mental del escritor.

 

Cacofonías y soniquetes

 

Cacofonía es todo sonido desagradable por su repetición en un texto. Ejemplo:

 

El código lingüístico está compuesto por signos y reglas. Gracias a esto podemos hablar bien, escribir bien, y también corregir nuestras faltas

 

La cacofonía despista a la persona que lee, la molesta, y la aparta del texto.

 

Las cacofonías se detectan habitualmente mediante la cuidadosa revisión del borrador o del escrito. Es difícil evitarlas todas al redactar, porque siempre se escapa alguna. Las revisiones son el éxito de control para evitar este error.

 

Empleo excesivo de esquemas, flechitas y abreviaturas

 

Debemos diferenciar cuándo tomamos apuntes (el receptor es el propio escritor) y cuándo escribimos un texto para que lo lea cualquier otra persona. Las flechitas y las abreviaturas no son correctas.

 

Por ellos las abreviaturas son inaceptables, el poco trabajo que ahorran al escritor le produce grandes molestias al lector. Pueden valer para tomar notas con rapidez, pero debemos desarrollar y redactar esas notas cuando las estudiamos (y me refiero a sesiones diarias o semanales al menos, no al día anterior al examen).

 

Este mal hábito acarrea otros errores como limitar las destrezas de una persona al leer o estudiar algo ya que debe además entenderla o desifrarla, e incluso adivinar, unas cuantas construcciones mutiladas y repetidas. Además, si comete una falta de expresión o de ortografía, el repaso del texto erróneo no hace más que grabarlo con más fuerza.

 

En el caso de una toma de apuntes de una clase, ocurre que a menudo el estudiante condensa las explicaciones de las clases en un conjunto de flechas, diagramas, listas y notas apresuradas (Anota los enunciados de los temas, pero no recoge las explicaciones, los ejemplos, etc.) Además, en vez de dar forma a esas notas con una redacción, pasar a limpio, lo guarda todo tal cual. Cuando se acerca el examen trata de aprenderse todo ese galimatías de palabras enigmáticas y esas listas incomprensibles que aparecen entre sus papeles. Consigue aprendérselo todo de memoria, y cuando lo vierte en un examen, el resultado es un suspenso.

 

La mayor parte de los suspensos en Lengua, y en cualquier asignatura, se deben a un mal hábito: El trabajar para salir del paso y no para aprender. El realizar ejercicios apresurada e irreflexivamente, y el estudiar con descuido unas notas empobrecidas son una característica común de la inmensa mayoría de los estudiantes que suspenden habitualmente varias asignaturas.

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