Comisiones legislativas tienen que informar

El perfecto funcionamiento del Poder Legislativo es de vital importancia para el país, debido a que en la colectividad existe el convencimiento de que senadores y diputados deben cumplir importantes labores en las comisiones que forman para estudiar y dar conclusiones sobre diversos aspectos de la vida nacional y, especialmente, para que asuntos referidos a sus regiones sean atendidos con la mayor celeridad, eficiencia y eficacia. Pero, lamentablemente, muy pocas veces son conocidas las conclusiones a las que, se supone, arriban las comisiones. Y es que se debe entender que después de haber sido estudiados los diversos temas –buena parte dejados o postergados del antiguo funcionamiento camaral– han arribado a conclusiones.
Lo que causa cierta desazón en el pueblo es el hecho de que senadores y diputados uninominales hayan sido designados “a dedo” por sus jefes de partido y no sean efecto de elección hecha mediante el voto de la colectividad; es decir que los candidatos a las senadurías y los diputados, ahora llamados uninominales, no hayan tenido campañas en las regiones que representen, y menos sean conocidos sus antecedentes y cualidades morales y profesionales por los pueblos; prácticamente, que no sepan ni conozcan los problemas y asuntos relacionados con esos distritos, sino solamente conocen lo que es preciso tratar en la ocasión. No faltan los casos en que hay informes sobre que muchos de los representantes nacionales no representan efectivamente a los distritos por los cuales se encuentran integrando el primer poder del Estado, sino que solamente obedecen órdenes y disposiciones de sus jefes de partido.
Esta situación da lugar a que la colectividad no espere mucho de quienes no fueron elegidos mediante el voto. Si estos representantes fueran efecto del voto popular, la colectividad a la que se dice representan acudiría a ellos en pos de dar a conocer problemas, necesidades y urgencias de cada región. Sin embargo, el hecho de no ser elegidos, sino solamente designados “a dedo”, les resta autoridad, poder y representatividad y ellos mismos no van a sus regiones para conversar y tratar asuntos importantes con representantes de villorios, pueblos y hasta provincias.
Es necesario e importante que senadores y diputados sean elegidos mediante el voto depositado en las ánforas; para ello es necesaria una reforma constitucional, pero si los partidos y su militancia pasan por alto esta especie de anomalía, será difícil que el caso sea tratado en una Constituyente. Las tiendas partidistas, por propio interés y prestigio, deberían pedir que sus representantes en el Legislativo cuenten con el apoyo del pueblo y no solamente de cada partido o de sus jefes.
Es preciso recalcar que las Comisiones Camarales deben informar en forma pormenorizada sobre el trabajo realizado y esa información darla a conocer a la opinión pública.