domingo, mayo 5, 2024
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Las importaciones aumentan sin límite

La economía del país tiende a volver al régimen de producción minera y dejar atrás la producción industrial y agropecuaria. No solo eso. Pareciera que en el futuro se seguirá con ese mismo esquema, como demuestran estadísticas oficiales, como el caso de la próxima licitación, a favor de firmas extranjeras, de los yacimientos de litio y otros elementos raros, así como el crecimiento de las importaciones de todo tipo.
Esa orientación económica trae como consecuencia otro problema: la colonización del país, fenómeno socio-económico que Bolivia arrastra desde tiempos inmemoriales y que origina el empobrecimiento sostenido de toda la nación, el Estado y la población en general, aunque es inútil decir que es resultado de gobiernos improvisados o dependientes de poderes imperiales externos, ya fuesen de orientación de izquierda o derecha.
Esa apreciación viene a cuento a raíz del crecimiento desmedido de las actividades económicas de importación del país, desde tiempos de corto como de largo plazo. En efecto, al presente se importa más de lo que se exporta. Al mismo tiempo, exportamos divisas-oro que los industriales vendedores convierten en capital, mientras, por otro lado, importamos productos que se volatilizan y no son utilizados para impulsar la producción.
Se tiene a mano un caso notable, entre varios, como es la importación de alimentos (en forma oficial, extraoficial o por contrabando) que cuestan millones de dólares, problema crítico ante el que gobernantes y gobernados hacen oídos sordos. Otro caso es el de la importación de combustibles y lubricantes para automotores, que sube y seguirá subiendo, determinando el aumento del poder de los exportadores de tales energéticos.
En ese orden, se observa que el aumento de importaciones de combustibles (diesel y gasolina) en el año 2020 fue de 605.4 millones de dólares, mientras en 2021 subió a 1.492 millones de dólares, o sea un aumento a más del doble, del 147 por ciento. Lo mismo sucede con los volúmenes de importación de dichos combustibles.
Tan aguda verdad tiene el agravante de que el país necesita más combustibles y los precios tienden a subir en el exterior. A la vez, el gobierno boliviano subvenciona los precios para ciertos consumidores privilegiados que exigen precios más bajos o paralizar sus labores o hacen presiones corporativas y hasta políticas.
Pero eso no es suficiente. Se importa productos desechables, más a corto que a mediano plazo, como los juguetes que terminan en el basurero. Efectivamente, por falta de política de carácter nacional, entre los años 2007 y 2020 se importó nada menos que 47 millones de dólares por esos bienes, o sea cada año más de 40 millones de dólares. Así, el total importado en 13 años en juguetes sobrepasó los 470 millones de dólares.
En síntesis, el despilfarro en dólares es asombroso y alarmante a la vez y así continúan el empobrecimiento y la condición colonial del país.

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