viernes, abril 26, 2024
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Jorge Luis Borges y Ricardo Jaimes Freyre

Homero Carvalho Oliva

El archicitado Jorge Luis Borges, en una conferencia pronunciada el 8 de julio de 1985 en la sala Promúsica, de Buenos Aires, se refirió a un poema de Ricardo Jaimes Freyre, uno de los mayores poetas bolivianos, con estas palabras: “Un amigo mío, el gran escritor belga Henri Michaux, escribió un libro titulado Un bárbaro en Asia. Yo lo traduje al castellano y me llevó largo tiempo comprender que era irónico el título. Él contaba sus experiencias en la China y la India. Pero lo repito ahora con este candor, con toda inocencia, porque yo también me he sentido un bárbaro en el Asia, concretamente en el Japón. Eso no me ha entristecido. El hecho de compartir de algún modo una cultura que me parece harto más compleja que la nuestra, me alegró. Yo he pensado muchas veces: qué importa que yo sea desdichado si alguien es feliz, qué importa que yo sea desdichado si existe la felicidad, qué importa que yo sea relativamente un bárbaro si existe la cultura. Pasé aquella temporada en Japón, donde me sentía continuamente agradecido, continuamente atónito, continuamente indigno de lo que yo podía ver a través de mi ignorancia y de mi ceguera. Yo voy a empezar con un mínimo ejemplo; espero que ustedes me hagan preguntas después. Yo no podré resolver ningún enigma, ya que el Japón es un enigma para mí. Pero un enigma que puede ser encantador. Por ejemplo, si tomamos los versos de Jaimes Freyre, que suelo recordar siempre: “Peregrina paloma imaginaria/ que enardeces los últimos amores; / alma de luz, de música y de flores/ peregrina paloma imaginaria”. O aquel verso del famoso poeta irlandés William Butler Yeats, nos preguntamos qué quieren decir y no sabemos, pero eso es lo de menos, notamos que hay un enigma y ese enigma nos encanta”.

En otro texto titulado afirma: “En cierta manera, aunque amo el inglés, cuando recuerdo poemas ingleses me doy cuenta de que mi lengua, el español, me reclama. Me gustaría citar unos cuantos versos. Si no los entienden, pueden ustedes consolarse pensando que yo tampoco los entiendo, y que no tienen sentido. Bellamente, de un modo absolutamente delicioso, carecen de sentido; no pretendían decir nada. Pertenecen al muy olvidado poeta boliviano Ricardo Jaimes Freyre, amigo de Darío y de Lugones. Los escribió en la última década del siglo XIX. Quisiera poder recordar todo el soneto: creo que les llegaría algo de su sonoridad. Pero no es necesario. Creo que estos versos serán suficientes. Dicen así: “Peregrina paloma imaginaria/ que enardeces los últimos amores; / alma de luz, de música y de flores/ peregrina paloma imaginaria”. No significan nada, no han sido escritos para significar nada; y, sin embargo, se sostienen. Se sostienen como un objeto bello. Son, al menos para mí, inagotables”.

Para que no quede duda de que la mención no era casual, nuestro amigo Elías Blanco Mamani cita otro contexto acerca del mismo tema: “El argentino Jorge Luis Borges se refirió a la obra de Jaimes al decir «… inexorablemente recordaré los formidables versos de Ricardo Jaimes Freyre que recordé anoche con Octavio Paz que no significan absolutamente nada y que quieren de algún modo decir todo. Voy a repetirlos: ‘Peregrina paloma imaginaria, que enardeces los últimos amores, alma de luz, de música y de flores, peregrina paloma imaginaria…’ Me parecen perfectos»

Este hermoso poema se encuentra en el poemario Castalia Bárbara de Jaimes Freyre y su lectura ya sea en silencio o en voz alta nos hace sentir la música de cada uno sus versos. Jaimes Freyre, poeta, ensayista y diplomático, está considerado entre los creadores del modernismo y su mayor representante en Bolivia junto a Gregorio Reynolds y Franz Tamayo. Fue amigo del poeta nicaragüense Rubén Darío, con quien fundó la Revista de América y profesor de Literatura y Filosofía en la Universidad de Tucumán y falleció en la Argentina en 1933.

He aquí el poema completo:

Peregrina paloma imaginaria
que enardeces los últimos amores;
alma de luz, de música y de flores,
peregrina paloma imaginaria.

Vuele sobre la roca solitaria
que baña el mar glacial de los dolores;
haya, a tu peso, un haz de resplandores,
sobre la adusta roca solitaria…

Vuele sobre la roca solitaria
peregrine paloma, ala de nieve
como divina hostia, ala tan leve…

Como un copo de nieve; ala divina,
copo de nieve, lirio, hostia, neblina,
peregrina paloma imaginaria…

 

 

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