lunes, abril 29, 2024
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Extremos de pueblos con limitaciones y pobreza

No sin razón se ha sostenido que nuestro país está conformado por pueblos subdesarrollados por causa de la pobreza y se dice, como añadidura, pueblos con subdesarrollo educativo, moral y cultural; colectividades que no tienen conciencia de lo que posee la nación y de lo que podría ser, desarrollar y progresar; pero, siempre limitados por la pobreza, nos acostumbramos a creernos merecedores de ayudas, cuando nuestras realidades nos impulsaron a vivir por cuenta propia, atenidos a nuestras posibilidades, esfuerzos y condiciones para ganarle espacios a la pobreza y al subdesarrollo.
Los ejemplos de coraje y voluntad para vencer las situaciones críticas son muchos; así, por ejemplo, campesinos, indígenas y originarios de las regiones de los grandes ríos como el Amazonas, Madre de Dios, Beni y otros, dominando a la misma naturaleza logran sobrevivir; pero merecen atención de las autoridades, así como inversiones financieras y asentamientos de personas de otras regiones que, con los debidos asesoramientos, podrían alcanzar mucho progreso y superar grandemente sus dificultades hasta conseguir condiciones de vida muy propicias, educación, formación profesional y capacidad para ocupar puestos de responsabilidad.
Especialmente los que entiendan los escarnios de la pobreza y demanden que haya gobernantes que no los utilicen, y el poder lo usen en servicio del país, que las reservas de la nación no las despilfarren y gasten para enriquecer a sus familiares, amigos y cómplices de partido. Que los hombres que sean elegidos para dirigir sean honrados y tengan conciencia de país y entiendan que la pobreza no debe seguir en el país, por ser un mal que causa solamente muertes que benefician a la pandemia, consentida por los que podrían haber atendido debidamente a la población con vacunas, medicamentos, médicos, hospitales y otros medios y sistemas que a otros países han beneficiado de manera permanente.
Hay fe y esperanza en que concluyan la demagogia y la corrupción y que, finalmente, los hijos puedan alimentarse, reciban buena educación y tengan acceso a la salud, que dejen de ser dependientes de los explotadores que abusan de la buena fe, la ignorancia y la miseria y pobreza que han visto vivir a sus padres y combatirlas sin éxito. Nos referimos a niños y jóvenes que han vivido y sufrido las angustias de sus mayores, que desde sus más tiernos años padecen hambre y enfermedades y no saben jugar con sus semejantes en la escuela, si han logrado ingresar a ella; niños que no cuentan con zapatos porque si no hay para pan, mal puede haber para aliviar las carencias de ropa y cubrir muchas necesidades. Son niños y jóvenes que ven a personas de su misma edad que poseen todo y sienten que sus ojos se desorbitan al ver lo que ellos también querrían tener y solo reciben promesas y esperanzas que no se cumplirán.
Esos niños y jóvenes viven padecimientos, cuando lo mínimo que deberían tener les es negado tan solo porque sus amigos, familiares y su país mismo viven privados hasta de lo más necesario, de lo urgente para vivir y no solamente existir como les ocurre ahora. Son días en que abundan promesas de políticos egoístas e insensibles que no tienen capacidad para obrar con caridad y sentimientos que inspiren unidad, amor, integración, solidaridad y den ejemplo de servir a la nación y no servirse de ella.

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