El combustible es un factor determinante en la vida de la sociedad, en la paz y en la guerra. Esto se ha visto en el conflicto chaqueño, en la guerra del Sudeste, hace noventa años. En aquella tierra sedienta de vidas humanas, el combustible para los camiones que heroicos chóferes del Chaco conducían, para transportar hombres, agua y pertrechos, era vital. Mas no solo era un transporte, sino que, como es de estilo en esta labor, máxime en las tierras chaqueñas de los años treinta, huérfanas de la modernidad civil, con caminos anegados de lodo y de huecos dantescos.
El combustible para aviación era otro factor determinante, ya que en esta guerra se empleó la aviación de combate y, además, el abastecimiento de alimentos y pertrechos, vía aérea, a los diferentes fortines, era imprescindible.
A la sazón Bolivia se abastecía de la gasolina que compraba a la Argentina, empero ocurría un llamativo detalle: La Standard Oil Co. of Bolivia operaba en el país, explotando petróleo y tenía una refinería en Sanandita, con una capacidad de más o menos 17 mil litros diarios. La empresa había declarado que era para uso exclusivo de su transporte y para la provisión moderada a los habitantes de la zona. Entonces Bolivia comenzó a comprar gasolina a la Standard, la cual optó por vender ese producto al Estado con el mismo precio que Argentina le vendía a Bolivia.
El gran problema detonaría en abril de 1933, cuando la Argentina adoptó el Pacto de Mendoza y, habida cuenta el estado de guerra entre Bolivia y el Paraguay, declaró la neutralidad más rígida y dejó de vender combustible a Bolivia. El problema es de magnitud si se tiene en cuenta que Argentina era virtualmente la única proveedora de combustible a Bolivia. Sobre dicha neutralidad, don Jorge Muñoz Reyes refiere que en realidad la neutralidad fue hostil hacia Bolivia, quien anota que el suministro argentino de combustible tanto para camiones como aviación, no se cortó en relación al Paraguay.
Los bolivianos, nuestros mayores, actuaron en consecuencia, ya que eran aún de la estirpe de los que nos habían dado libertad. Es decir, no estaban tan apocados como ahora. El Presidente Salamanca dispuso acciones violentas. Se intimó a la Standard a no cortar el suministro al Ejército, suministro que era debidamente pagado. Y un intelectual de renombre, don Jorge Muñoz Reyes, ingeniero y geólogo de los raros y patriotas, empezó con sus aventuras y llevó desde Camiri a La Paz muestras de crudo para destilarlos en el laboratorio de la Junta de Aguas.
Luego retornó a Camiri, logrando autorización del gobierno para producir combustible a gran escala. Se experimentó la gasolina de aviación producida en Camiri por el Ing. Muñoz Reyes con la ayuda de Germán Rovira, Joaquín Espada y otros. Luego de dudas y reticencias, se logró que se probara el novel combustible en los aviones del LAB. Entonces el jefe de esta compañía, el aviador tudesco Hermann Schrott, ordenó que se llenase el “Charcas” con gasolina boliviana hecha por bolivianos. Este avión llegó a Cochabamba, y Muñoz Reyes, Rovira, Espada, Salamanca, habían triunfado. En el valle se hizo una prueba de pureza, la cual fue recontra aprobada. ¡Se había producido gasolina de aviación en Bolivia!
Al principio los jefes del Ejército se negaron a utilizarlo en los aviones de combate, pero dos meses duró la negativa, al cabo de los cuales se decidió su utilización en los aviones de combate, dado que el producto se había ganado el derecho de piso o el derecho de aire en este caso.
A partir de aquello, en Camiri se produjo gasolina para los camiones y aviones en gran escala, con la ayuda importante de otro personaje, Guillermo Elder, quien prestaba sus servicios en la Standard, arriesgando su puesto en la compañía. El problema de suministro de combustible se había superado completamente. Qué importaba que la Argentina haya cortado el suministro a Bolivia; qué importaba ya que la Standard se ande con martingalas; acá había bolivianos imbuidos con el más puro patriotismo, gente que hacía culto del libro, del estudio y de la experimentación. Todo lo cual, combinado con el apoyo o la no obstrucción del gobierno, había logrado la normalización del suministro de combustible en plena guerra, y con el Paraguay, que se había enfrentado en la guerra de la triple alianza a tres colosos de la América del Sur.
“Llenen el Charcas” (con gasolina boliviana)
Henry Pablo Ríos Alborta
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