lunes, junio 17, 2024
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Según el PMA en todo el mundo

Casi 783 millones de personas padecen hambre crónica

> El PMA vincula estas cifras a los numerosos conflictos, así como a las crisis económicas, los efectos del cambio climático y el alza del precio de los alimentos.

Cerca de 783 millones de personas padecen hambre crónica, según dio a conocer el Programa Mundial de Alimentos (PMA) que constata una creciente y devastadora crisis alimentaria, en el marco del Día Mundial del Hambre, que se celebra mañana.
El PMA detalla que el número de personas que se enfrentan al hambre extrema casi se duplicó desde 2019 hasta alcanzar los 258 millones en 58 países en 2023. Además, 35 millones de personas en 39 países estaban al borde de la hambruna en 2022 y se prevé que 600 millones de personas sufrirán desnutrición crónica en 2030.
En cuanto a las necesidades humanitarias, se duplicaron en los últimos cuatro años pues una de cada 23 personas necesita ayuda humanitaria sólo para sobrevivir, de las que la mitad de ellas (170 millones) son niños y niñas.
El PMA vincula estas cifras a los numerosos conflictos, así como a las crisis económicas, los efectos del cambio climático y el alza del precio de los alimentos, lo que ha originado una crisis de hambre de proporciones nunca antes vistas, que agrava las crisis humanitarias en todo el mundo y deja a millones de familias necesitadas de ayuda.
Un ejemplo de ello es que el PMA gasta ahora un 44% más para comprar la misma cantidad de alimentos al mes que antes de la pandemia. Es decir, por la misma cantidad, antes el PMA podía alimentar a cinco personas y ahora solo a tres.
Los que más sufren esta subida son los países más pobres, especialmente los afectados por conflictos violentos, fenómenos climáticos extremos y desplazamientos forzosos, como pone de manifiesto World Vision en su informe ‹Price Shocks›, que analiza los precios de los alimentos a partir de septiembre de 2023 y revela que una cesta de alimentos que costaría 1,5 horas de trabajo en Australia, Irlanda o Singapur le llevaría a un trabajador medio 36 días ganar el dinero para comprarla en Burundi y 25 días en la República Centroafricana.
Por su parte, Plan International recientemente realizó el estudio ‹Más allá del hambre: el impacto de género de la crisis mundial del hambre›, que revela que «las cifras del hambre muestran una imagen sobrecogedora y, sin embargo, también es mucho lo que ocultan», como detalla su director de Marketing y Fundraising de Plan International, Fernando Álvarez.
«Las causas y consecuencias de la inseguridad alimentaria están estrechamente vinculadas al género: los países con mayor inseguridad alimentaria son también los que tienen una mayor desigualdad de género», puntualiza.
Además, las normas de género preexistentes hacen que las niñas y las mujeres sufran en mayor medida los impactos directos e indirectos de la inseguridad alimentaria: ellas comen menos y después de los niños y hombres en su mismo hogar.
En el mismo sentido, los hogares encabezados por mujeres o niños y niñas, particularmente en las comunidades desplazadas, y las niñas y mujeres con discapacidades se enfrentan a barreras desproporcionadamente más altas para acceder a la comida. Por todo ello, casi el 30% de las mujeres de todo el mundo sufren inseguridad alimentaria de moderada a grave. (Europa Press)

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