domingo, abril 28, 2024
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De perros y palomas

Luz Castillo Vacano

Amo y respeto a los animales… pero en los últimos años el número de mascotas –perros–, que conviven con la población del área urbana del municipio de La Paz se convierte en exagerado, debido a la falta de actitudes de limpieza por parte de sus propietarios. Este hecho se evidencia en la formación de un ambiente poco saludable, tanto para los cuadrúpedos como para las personas, a lo se suma la proliferación incontrolada de palomas. En otras palabras, los excrementos de ambos animales son depositados tanto en las veredas y calzadas como en las áreas verdes, convirtiéndose en fuente de enfermedades, y solo excepcionalmente son retirados por sus dueños, permaneciendo en esas superficies por varios días, hasta que el servicio de limpieza los recoja o hasta que se conviertan en polvo.
La Ley Nº 700 para la defensa de los animales contra actos de crueldad y maltrato señala en el Artículo 3 que los animales tienen derechos y uno de ellos es el derecho a un ambiente saludable y protegido. No es posible dar cumplimiento a este artículo cuando se tiene un número exagerado de mascotas que, además, no tienen otro lugar para depositar sus excrementos que las calles y las jardineras, bajo la conducción de sus propios dueños o de los paseadores de perros. Las palomas depositan su excremento tanto en las calles como en las cornisas, aleros y techos de las viviendas. La orina de los perros es regada en las paredes de las viviendas, en la parte inferior de los postes de alumbrado eléctrico y donde les parezca.
La misma ley establece, en el Artículo 5, las obligaciones de las personas que tienen a su cargo mascotas. En este sentido, los dueños tienen la obligación de evitar la cría de un número mayor de animales que el que pueda ser bien mantenido, sin ocasionar molestias a terceros, ni poner en peligro la salud pública. Este artículo tampoco se cumple por la falta de higiene en la crianza de mascotas.
Por otro lado, varios dueños de animales han desarrollado actitudes agresivas cuando se les llama la atención por la falta de higiene en la crianza, pues son ellos mismos los que pasean a los perros para hacer sus deposiciones en cualquier lugar de la vía pública, en lugar de que las hagan dentro de sus casas, ya que el mismo Artículo 5 señala que ellos deben asumir la responsabilidad emergente de la custodia y tenencia de un animal.
Dicha ley no señala que las mascotas deban realizar sus deposiciones en los espacios públicos por donde circulan las personas, así que deben hacerlo dentro de las viviendas de sus propietarios. Tampoco señala que las mascotas deban ser transportadas en los vehículos de transporte público, por lo que deben hacerlo en sus propios vehículos. Menos que las palomas deban tener como lugar de residencia los aleros, cornisas, entretechos de las viviendas.
El problema no es la tenencia de mascotas en sí misma, sino la forma poco saludable en que se las está criando. A esto se agrega la actitud de sobreprotección de los propietarios que, debido a la necesidad de dar y recibir cariño, asumen actitudes ridículamente maternales para con los perros. Esta actitud se traduce, como se dijo, en agresión verbal cuando se les increpa por la falta de higiene y la actitud de sobreprotección.
Compartimos un mismo espacio y debemos procurar que sea lo más sano y limpio posible y las deposiciones de las mascotas en vía pública no contribuyen a eso. No se trata de echarle la culpa al alcalde de turno, sino de educarnos para convivir en la ciudad, personas y animales.

La autora es antropóloga.

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