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Psicología

Cómo ser un padre auténtico

Por Sergio de Dios González

Ser abierto y no estar siempre a la defensiva es esencial.  Un buen padre no debe tener una actitud crítica constante.  También es importante ser compasivo y directo en el estilo de comunicación y no ajustarse a los marcos teóricos o psicopedagógicos (son teorías e ideas populares sin base real alguna, pero muy difundidos e incluso aplicados).

Un buen padre tampoco pone la conformidad social por encima de los intereses personales de sus hijos. En lugar de intentar eliminar o disimular el dolor emocional para adaptarse a los patrones sociales, un buen padre debe ayudar a sus hijos a aprender a hacer frente a las realidades de la vida y a mantener su individualidad.

En una relación padre/hijo, el niño tiene que relacionarse con una persona real. Es vital para el desarrollo temprano de los niños, que sean capaces de mirar a los ojos de una persona real y verse reflejados con precisión en ella.

Los buenos padres son capaces de relacionarse con sus hijos con verdadera empatía y comprensión. Los buenos padres están interesados ​​en conocer a sus hijos, no convertirlos en una prolongación de ellos mismos.

Para los buenos padres, la individualidad y la singularidad de sus hijos son más importantes que una norma social

Un buen padre no trata a sus hijos desde un papel superior. La crianza efectiva tiene lugar en el contexto de una alianza respetuosa entre dos personas iguales. Un buen padre no se coloca en un plano superior, ni asume una postura de omnipotente.

Un buen padre es consciente de que tanto él como sus hijos son seres humanos que merecen el mismo respeto.  Esta igualdad supone un reconocimiento del derecho a una existencia individual del otro.

Los buenos padres no utilizan las diferencias evidentes en conocimiento, poder o experiencia para explotar, dominar e intimidar a sus hijos.

Un buen padre es coherente

Ser un buen padre significa ofrecer consistencia y estabilidad. Debe tener la madurez para suspender sus propias necesidades y prioridades para responder a las dudas de sus hijos y ayudarles en sus problemas sin reflejar en ellos sus intereses o necesidades.

La madurez y coherencia de los padres son importantes para establecer la confianza con sus hijos. Los padres tienen que resistir a las tendencias regresivas en sus propias personalidades con el fin de fomentar la seguridad en sus hijos

Cuando los padres están disgustados con sus hijos deben responder de manera que no resulte hiriente, para que puedan reconocer su error, iniciar una conversación en la que puedan hablar acerca de sus sentimientos y así restablecer la confianza en la relación con sus padres.

Un buen padre es honesto e íntegro

Los niños y los adolescentes también son extremadamente vulnerables a sus padres y son sensibles a sus variaciones de comportamiento. Cuando observan en sus padres la duplicidad y la mentira, sufren severos golpes en su propio sentido del ser.

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