martes, mayo 14, 2024
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Recurrir al sector privado ante la crisis económica

Es innegable que se mantendrá por algún tiempo la crisis económica en Bolivia debido a factores como la baja de cotizaciones de las materias primas que exportamos y la disminución alarmante de nuestra producción de gas. Las posibilidades para hallar nuevos campos gasíferos son mínimas; la producción de alimentos sigue bajando y no se vislumbra medidas profundas para apoyar al sector agrario a fin de satisfacer a los mercados de consumo.
Muchas veces se ha solicitado que el gobierno apoye al sector privado con la otorgación de créditos y, fundamentalmente, brindando garantías para ampliar la producción y que no se tenga que interrumpir ese proceso por problemas como los bloqueos de caminos, la excesiva burocracia, el agobio tributario, el avasallamiento a zonas en producción y la competencia desleal mediante el contrabando. A ello ahora se añade la falta de dólares que las empresas necesitan para la compra de insumos y productos como medicamentos e instrumentos de trabajo.
Lamentablemente, desde el año 2006, las políticas del régimen populista han estado lejos de lo que se requiere para mejorar sustancialmente la economía nacional. Y por la falta de apoyo a empresas nacionales, muchas han cerrado sus puertas y otras han emigrado a países vecinos, quedando como saldo el aumento constante de empleos informales y precarios.
Posiblemente por la urgencia de hallar soluciones, hace poco el gobierno nacional y el sector privado han llegado a un “acuerdo económico, productivo y empresarial”, que comprende diez medidas para encarar la falta de la divisa norteamericana en nuestro país. Se habla de la liberación de exportaciones; la emisión de bonos en dólares; la subasta de diésel para reducir la subvención a ese energético; la captación de inversión privada para construir plantas de biodiesel, de inversiones para mejorar el rendimiento agrícola, y una ley de modernización de transporte de carga, con incentivos tributarios para la adquisición de vehículos flex y eléctricos.
Dicho acuerdo es un paso importante para unir esfuerzos estatales y privados a fin de detener el deterioro de la economía nacional. Es deseable que esta nueva situación no sea temporal, ya que, si desde el año 2006 se hubiera obrado mediante consensos con las fuerzas productivas, es posible que no tendríamos tantos problemas graves.
Por ello el Gobierno debería adoptar políticas que permitan al capital privado confiar en promesas con garantía de cumplimiento, y que los afines al MAS aprendan a respetar al empresariado privado y el comercio legal. Solo sin convulsión social ni medidas de presión violentas, por intereses político partidarios, se podrá crear mejores condiciones para producir, ampliar los ámbitos económicos, llegar a mercados externos y aumentar la cantidad de empleos formales.
El Gobierno tiene que tomar conciencia de que cualquier actividad económica requiere capital, capacidad humana, tecnología y mercados y, más que todo, un ambiente de paz y seguridad jurídica.

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