Consecuencias dañinas de medidas de presión

Cuando se sabe de posibles medidas de presión por parte de grupos sociales descontentos por la falta de atención gubernamental a sus demandas, se requiere respuestas oportunas. Mucho más cuando surgen anuncios de que pueden producirse, por ejemplo, bloqueos de calles o caminos, que implican grandes pérdidas económicas. En el caso de los bloqueos de carreteras, sectores productivos no pueden entregar a tiempo sus productos, por lo que pueden quedar sin mercados internos o externos. Por todo eso es imperioso que las autoridades nacionales no esperen que se produzcan medidas extremas, pues, cuando comienzan, resulta muy difícil encararlas y darles finalización.
Ese es el caso de los cooperativistas auríferos que, al no recibir atención oportuna para sus peticiones, llegaron a la ciudad de La Paz y durante dos días bloquearon varias calles céntricas, impidiendo que miles de personas pudieran transitar libremente hasta sus lugares de trabajo o llegar a centros de salud para recibir tratamientos médicos, algunos de urgencia. Lo peor es que durante esos días atacaron con violencia instituciones públicas como la AJAM y Sernap, organismos que tienen que ver con la regulación de la actividad minera y la conservación de áreas protegidas. De las agresiones no se salvaron periodistas, supuestamente porque “los han hecho ver mal” ante la población, sin considerar que es labor de la prensa informar sobre todo lo que es de interés general, como el derecho humano a tener un medio ambiente sano y limpio, por lo que es necesario asumir la defensa de los parques nacionales.
Levantados los bloqueos de las calles de nuestra urbe, ahora se espera la reunión de los mineros auríferos con el presidente Luis Arce, a realizarse mañana lunes. Sin embargo, persiste la amenaza de bloqueos de caminos si el primer mandatario no satisface varias demandas de los cooperativistas, que piden, por ejemplo, pagar un impuesto único de 4,8 por ciento y un acuerdo para que continúen las actividades auríferas en áreas protegidas, debido a “derechos preconstituidos”. Es decir, en lugares donde ya se realizaban esas labores. En todo caso este tema es bastante cuestionable.
Indudablemente, medidas extremas como los bloqueos de vías le hacen enorme daño al país y no solamente al gobierno, que es contra quien asumen posiciones extremas dirigentes sociales que, demagógicamente, incentivan maneras violentas para obtener lo que desean sus grupos. Pero los bloqueos son atentados contra toda la nación y le causan desprestigio internacional. Son acciones negativas que ahuyentan inversiones, reducen la producción, destruyen lo medianamente fabricado, paralizan maquinaria y causan desastres económicos.
En consecuencia, las autoridades nacionales no deberían esperar el estallido de un conflicto para reaccionar, sino iniciar a tiempo conversaciones y negociaciones, siempre respetando el ordenamiento legal, para evitar lo que afecta a todos y causa graves problemas al país.