En tiempo de crisis urge fortalecer lazos familiares

Actualmente la humanidad vive un tiempo de crisis, por lo que es necesario fortalecer los lazos familiares, a fin de enfrentar atentados contra la paz, por disputas territoriales, así como cotidianos hechos de violencia en ciudades y zonas rurales. En otras palabras, que el respeto por los derechos de los demás, las prácticas de valores y principios, la conciencia de que somos obras de la misericordia y providencia de Dios, nos hagan sentir que es muy importante cuidar la vida y preservarla ante todo mal.
Fortalecer los núcleos familiares es elemental para mejorar las condiciones de vida en el mundo, es el pilar que permitirá sortear numerosos obstáculos que se presentan. Es, en definitiva, en la familia donde cada hombre, mujer y niño se sienten consubstanciados con su entorno, punto de partida para comprender el mundo en que vivimos y al que nos debemos. Por ello, es necesario que cada ser humano asuma el reto de perfeccionarse a sí mismo, con la práctica de valores como amor, honradez y responsabilidad, condiciones precisas también para una óptima convivencia familiar y del entorno social en el que cada uno vive. Solo así se podrá evitar el ingreso de individuos al campo de las demasías y exageraciones que lastiman y ofenden a la humanidad.
En cuanto a los problemas recientes, recordemos que la epidemia por el coronavirus ha puesto en graves aprietos a numerosos pueblos, en los que las familias bien sustentadas por el amor, la unidad y el respeto han conseguido mayor resistencia ante dicha enfermedad. Y es que el ser humano no podría tener fortaleza de espíritu sin el apoyo de una familia que lo sustente.
Esa fortaleza familiar, lograda por la asimilación de principios y valores, también es indispensable para que no proliferen los hechos de violencia contra mujeres, niños y ancianos, debido a varias causas, como problemas económicos, psicológicos, etc. En consecuencia, hacer que las familias tengan solidez implica asegurar la supervivencia de la humanidad, contra los peligros que la asedian. Por todo ello, los regímenes de gobierno no solo deberían encargar la elaboración de leyes, cuyos contenidos muchas veces no son cumplidos, para reducir la cantidad, por ejemplo, de feminicidios y vejaciones a menores, o para evitar los malos tratos a personas de la tercera edad, sino mejorar la calidad de la educación y brindar óptimos servicios de salud para todos los componentes de familias.
Es una tarea enorme, pero urgente, si realmente se quiere poner en práctica el “vivir bien”.