viernes, mayo 10, 2024
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Noticieros de televisión… ¡Sálvese quien pueda!

Puñetazos en narices y ojos, patadas, arañazos, griterío estridente, chillidos agudos, protestas y pancartas rotas… No, señor, no se trata del relato de una pelea callejera en “barrios bajos” de algún país incivilizado, no.
Es nada menos que una transmisión directa con imagen y sonido en noticieros cotidianos emitidos por los canales de TV locales. Y esas escenas y escaramuzas de últimos días se desarrollaron en el edificio con un reloj grande y al revés en su fachada, ubicado en la plaza principal del “País de las Maravillas”. Algo más, esa construcción está muy cerca de un centenario palacio denominado “chamuscado”.
Todo duró algunos días. En otros, esos mismos medios transmiten denuncias relativas a corrupción administrativa, sobreprecios en obras públicas, transfugio político, asaltos, secuestros, agresiones verbales entre “honorables”, crónica roja, etc.

AL GRANO
¿Por qué el prolegómeno sobre eso que ya es “el pan nuestro de cada día”? Porque si bien es cierto que los comunicadores sociales de esos medios se ven prácticamente obligados a relatar esos excesos, las consecuencias de todo ello son preocupantes por lo siguiente:
Los adultos observan como algo “ya normal” toda esa cadena de males y viven (vivimos) con cristiana resignación porque a estas alturas del bicentenario, parece que todo este panorama no cambiará en el futuro.
Si estuviera vivo, qué escribiría el historiador Alcides Arguedas, autor de “Pueblo enfermo”, un libro publicado hace más de cien años, donde critica duramente los males de su tiempo, taras que aún persisten.

NUEVAS GENERACIONES
¿Y las nuevas generaciones? ¿Será también que ellas consideren como parte de la vida cotidiana a todo lo que ven y escuchan? Y así, progresivamente… ¿Lo mismo ocurrirá con sus hijos y los hijos de sus hijos?
Todos los días, desde que amanece y cuando los aparatos de TV comienzan a difundir noticieros en la hora del desayuno, el almuerzo y la cena, los niños y adolescentes observan y escuchan todo lo comentado, con el “condimento” de contenidos negativos que atentan contra el normal desarrollo de una vida sin sobresaltos y amarguras.
Y lo peor: en restaurantes, pensiones, tiendas y todo sitio donde se reúne alguna cantidad de gente, también está el aparato de TV y sus pantallas (a todo color), difundiendo todo lo comentado en estas líneas.
CONMISERACIÓN
Sentimos mucha pena por el público que involuntariamente está obligado a ver y oír agresiones verbales, insultos entre unos y otros políticos, además de toda clase de sofismas.

SUGERENCIA
Sin ánimo de inmiscuirnos en el trabajo de comunicación en los noticieros (los propietarios y su personal saben o sabrán lo que hacen) y sin atentar contra la libertad de expresión, alguna autoridad o institución gubernamental tendría (tiene) que analizar el tema y ver la posibilidad de sugerir cambios. El horario de difusión de estos noticieros podría ser en avanzadas horas de la noche, para que los niños y adolescentes de una futura sociedad no tengan acceso a estas escenas negativas y hechos censurables que afectan a su sensibilidad espiritual y desarrollo intelectual.

PROYECTO DE LEY
Y no estaría por demás esperar que algún parlamentario culto o medianamente culto, presente un proyecto de ley sobre el tema y que, ojalá, no se opongan otros “honorables” narcisistas.
Que se reciba la oración.
Inevitable TV: quién no te ve; pero en tus noticieros qué mal se te ve.

El autor es dibujante, escritor y periodista.

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