jueves, abril 18, 2024
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Partido de gobierno en fragmentación

Una serie de acciones materiales y no menos de declaraciones políticas han terminado demostrando que el partido gobernante durante 14 años, –que afirmaba que no era inquilino del Palacio de Gobierno, sino su eterno propietario– ha ido mostrando objetivamente, desde dos o tres años atrás, que está profundamente dividido, sino en dos, en varias corrientes ideológicas, irreconciliables y definitivas.
Las opiniones en torno a esa situación son categóricas, como, por ejemplo, que gente del partido pide al ala gobernante la suspensión de las subvenciones a los hidrocarburos y la subida de precios de los derivados, mientras, por otro lado, el ala que ocupa el Palacio, afirma que de ninguna manera lo hará. Así mismo, mientras una tendencia sostiene que se debe devaluar la moneda, otra sostiene que no se dará curso a esa medida, como ha estado haciendo hasta ahora.
Por otro lado, esa división también revela ángulos agudos, ya que mientras el presidente Luis Arce Catacora tiene la firme intención de postularse a candidato presidencial, Evo Morales se encuentra empeñado en volver a ser presidente del Estado Plurinacional. Complementando esos anuncios, algunas reuniones y congresos de la toldería masista han terminado en grescas que han revelado la existencia de un ala oficialista y otra ala “radical”.
Esos incidentes en el MAS-IPSP han determinado que la figura de Evo Morales esté actualizada, con diversas actitudes unificadoras, pero, al mismo tiempo, se ha visto que el caudillo de los cocaleros del Chapare ha caído en una creciente soledad y resistencia de parte de algunos de sus íntimos allegados en los tiempos del ingreso de divisas-dólar al país por el alza de precios de las materias primas.
La división del partido populista no es cosa rara en la historia de los partidos políticos en Bolivia, pues inclusive los más fuertes terminaron desintegrándose. Más aún, sectores sociales los expulsaron del poder y los dejaron destruidos y sin banderas de por vida.
En todo caso, la división del MAS proviene de causas mucho más profundas que deseos personales, no difíciles de identificar con algo de sentido común, aunque, en circunstancias de crisis, es el menos común de los sentidos.
Sería una idea infantil, de ilusos caídos de la luna, opinar que los partidos son eternos y que algunos de ellos se quedarán para siempre en el poder. Ciertos grupos políticos triunfantes afirman que serán inquilinos permanentes de la casa de gobierno y que en sus manos estará el poder indefinidamente y que, al mismo tiempo, podrán hacer lo que les conviene en su paso por las altas esferas políticas. Pero ocurre todo lo contrario, esos sueños se desvanecen y los casos que lo comprueban son una constante en la historia de los pueblos.
Entretanto, el desarrollo histórico del país se encuentra en una especie de callejón sin salida, debido a la crisis general que muestra el país y que no encuentra solución por la desintegración o no existencia de tolderíos políticos que encuentren los objetivos necesarios y tomen el rumbo que demanda el pueblo, dejando de lado ilusiones utópicas y considerando que la realidad nacional exige una revolución democrática.

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