lunes, mayo 6, 2024
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Lula exige control total de redes

Bajo el título “Lula pide control de las redes sociales a escala mundial”, en un artículo de opinión escrito por José Gregorio Martínez, en Panam Post, en días pasados, se da cuenta de los afanes del presidente brasileño para controlar, frenar y manejar las redes sociales, bajo un pretexto que ya, felizmente, en forma vana han esgrimido muchos políticos desde hace rato. Martínez puntualiza: “el control total es el fin común de los socialistas y Luiz Inácio Lula da Silva no esconde su intención de intervenir las redes sociales, y propone no solo para Brasil sino a escala global”. (Twitter). En una carta –fechada el 22 de febrero– enviada a la conferencia global Internet for Trust, realizada por la Unesco en París, pide que se establezca una regulación de las plataformas digitales a escala mundial bajo la excusa de evitar que “amenacen la democracia”. En la misiva leída en dicho foro por su enviado, el secretario de Políticas Digitales de la Secretaría de Comunicación Social (Secom), Joao Brant, y publicada en su cuenta de Twitter, Lula sostiene que “se necesita garantizar un derecho colectivo: el derecho de la sociedad a recibir información confiable, y no mentiras y desinformación”.
El columnista se refiere luego al peligro de la corrección política, y pregunta: pero, ¿quién determina qué se considera mentira y desinformación? Por ejemplo, la corrección política ha impuesta como norma la prohibición de hacer referencia al hecho biológico de que solo existen dos géneros: hombre y mujer. Decir lo contrario ha supuesto no solo la censura y cancelación en las redes sociales sino incluso la expulsión de la escuela y detención del joven Josh Alexander, de 16 años, en Ontario, Canadá, a comienzo de febrero. La pandemia del coronavirus también impuso un relato en torno al uso obligatorio de las mascarillas que no podía ser cuestionado. Tres años después, el New York Times publica un artículo sobre una reciente investigación científica dirigida por epidemiólogos de Oxford concluyendo que “no se encontraron evidencias” de que el uso de tapabocas “hiciera alguna diferencia” para frenar la propagación del virus. Tampoco se puede olvidar el artículo censurado en 2020 al New York Post, donde se divulgaba información de la computadora de Hunter Biden, y finalmente el hijo del hoy presidente de EEUU terminó bajo investigaciones federales y se descubrió cómo los medios y plataformas digitales ocultaron la información.
“El control total es el fin común de los socialistas, agrega. Control político, control económico, control social y control comunicacional. Y Lula no es la excepción. Las excusas para avanzar en esta dirección nunca faltan. Como era de esperar, el mandatario brasileño mencionó el asalto a los poderes del 8 de enero y aseguró en su carta que “lo ocurrido aquel día fue la consecuencia de una campaña, iniciada mucho antes, y que usó como munición mentiras y desinformación”. No desaprovechó la oportunidad para destacar que logró “vencer esa batalla” como un hecho épico.
Las redes sociales ya son un espacio de participación democrática, donde –sin control estatal– los usuarios pueden expresarse libremente, salvo cuando ocurren intervenciones gubernamentales o corporativas que terminan en censura y cancelación. El bajo interés que han mostrado los brasileños en menos de dos meses por su presidente parece impulsar a Lula a querer controlar las redes sociales donde su popularidad se ha desinflado en tiempo récord. Así lo reveló un informe de la consultora Bites, encargado por O Globo, que muestra como las cuentas oficiales de Facebook, Twitter e Instagram del líder del Partido de los Trabajadores (PT) pasaron de conseguir un pico de 16.079.659 de alcance el día de la toma de posesión a tan solo 7.578.994 el 8 de enero, es decir, menos de la mitad en una semana.
Según este análisis, en las plataformas digitales del fundador del Foro de Sao Paulo se lanzan alrededor de 62 publicaciones diarias desde que comenzó el nuevo gobierno, lo que le genera un promedio de 29.500 interacciones entre me gusta, comentarios y publicaciones compartidas. Pero durante la campaña electoral, entre el 16 de agosto y el 30 de octubre, este promedio se ubicaba en 72.700. Vale recordar que, para agosto del año pasado, cuando logró reducir la brecha con Jair Bolsonaro, el exmandatario seguía teniendo 1,9 veces más interacciones que Lula, pero en 2019 tuvo un dominio en las redes sociales que se ubicaba 13 veces por encima de lo que conseguía el líder del PT.
Interesante orientación del periodista Martínez. Resta saber qué podrá suceder con las redes sociales que muchos gobiernos quieren controlar y operar como si se tratase de una cuestión de vida o muerte. Y vaya que así parece ser.

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