jueves, marzo 28, 2024
InicioSeccionesOpiniónUna provocación innecesaria

Una provocación innecesaria

En Bolivia todo se puede ver y oír en estos tiempos de la cólera en los que va cundiendo el odio regional y se fomenta el racismo. Es que existe gente resentida, enferma de ira, que no soporta el éxito de otros ni su relativo bienestar frente a la pobreza propia, económica o de espíritu. No nos vamos a referir a la personalidad de la señora María Galindo, porque con sus extravagancias ya se ha hecho conocer en todo el país, que, tal vez, era lo que ella deseaba. Pero sucede que existen formas distintas de hacerse conocer, y no recurrir a falsedades y mentiras que no es lo más decente. Jamás se nos habría ocurrido referirnos a esta exótica dama si no fuera porque, sin mediar motivo alguno, visitó Santa Cruz por los días del carnaval y escupió veneno a su gusto.

Sin que mediara motivo alguno se lanzó en críticas contra el escudo cruceño, es decir contra nuestro apreciado símbolo departamental. Y lo hizo afirmando que el escudo era vacío, colonial, herencia del imperio español, un “pinche escudo copiado”, según sus palabras. ¿Por qué?, nos preguntamos. ¿Qué la llevó a semejante extremo? ¿No es el colmo de la ignorancia afirmar algo tan vulgar? ¿Acaso la señora no ha visto cómo son los escudos de los otros departamentos de la República?

Su medio principal de crítica fue entrevistando y enredando, sobre el escudo y sobre las reinas del carnaval, a jovencitas que participaban del corso cruceño y que seguramente algunas no habían terminado ni la secundaria. Y dijo a quien quiso oírle la novedad de que el escudo cruceño tenía un castillo, un león y una cruz, que no eran originarios de nuestra tierra. Les dijo a las chiquillas que el castillo representaba al reino de Castilla y que el león al reino de León, ambos en España. Y que la cruz tampoco era nada original porque representaba a la cristiandad. ¿Y cómo quería la señora Galindo que fuera el escudo cruceño, si había sido otorgado por el rey Felipe IV, mediante Cédula Real en el año 1636? ¿Quería un escudo con guapuruses, tatuses, arcos, flechas, y taparrabos? Obviamente que como todos los escudos que recibían las nobles y leales ciudades de la corona en América, Santa Cruz se enorgullece de su gran cruz potenzada y del castillo y del león, que la representan. Los cruceños repudiamos a los irresponsables cultores de la “leyenda negra” contra España, que es tan falsa y que tanto daño ha hecho.

¿Por qué digo que Galindo escupe veneno? Porque me he tomado el tiempo de ver el escudo de Nuestra Señora de La Paz –de donde ella es natural– y resulta que tiene un yelmo en la parte superior y por supuesto que también un león. ¿Qué simboliza aquello? Pues nada menos que a los hidalgos guerreros imperiales y al reino de León, honor otorgado a la ciudad por el emperador Carlos V en 1548. ¿Quería la señora que el escudo paceño estuviera adornado de llamas, el Illimani, ponchos, chulos, y monolitos? Y el escudo de Chuquisaca también está engalanado por la corona ducal española y tiene castillos y leones. Y el de Potosí tiene una bella corona imperial, más águilas, castillos y leones. Y el escudo de Tarija tiene la armadura completa de un caballero español. El escudo nacional no tiene coronas, ni yelmos, ni castillos ni leones, porque es republicano, señora Galindo, porque data de la Bolivia independiente.

¿Por qué tanta rabia de que los cruceños nos sintamos orgullosos de nuestro mestizaje guaraní-español? ¿En qué incomodamos? ¿Por qué la ira de los actuales gobernantes aimaras de que en el himno cruceño se exalte a la “España grandiosa”? ¿Es que no saben de nuestro gran cariño por España? ¿No saben que nuestra ciudad está hermanada con Santa Cruz de la Sierra en Trujillo, donde nació Ñuflo de Chávez? Pues esa Santa Cruz de la Sierra extremeña, pequeñísima, que luce el busto de don Ñuflo en su única plaza, la conocí hace más de 40 años y ya antes había estado allí mi antecesor el embajador Marcelo Terceros Banzer y luego la han visitado autoridades del municipio, la gobernación y del comité cívico cruceños.

No tiene sentido, por eso, venir a Santa Cruz con tanta rabia guardada en las entrañas y decir falsedades, como –otra, por ejemplo– que el presidente Banzer habría traído menonitas a Santa Cruz con el objeto de “mejorar la raza”, de emblanquecerla. La señora tiene que saber que los menonitas llegaron a Bolivia durante el primer gobierno del Dr. Paz Estenssoro, en 1954, y no para embellecer a nadie, que no lo necesitamos, sino para trabajar de sol a sol.

El Consejo Municipal de Santa Cruz la ha designado, con toda razón, persona “no grata” a la señora Galindo, aunque yo, en vez de eso, le hubiera aconsejado a ella que lea un poco más de historia.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES