Un 10% de ricos acapara riqueza global

Desde tiempos inmemoriales existen ricos y pobres en el mundo. Hasta en la Biblia se refieren a ello. Y en esta época al parecer la inequidad supera más que antes, de manera escalofriante, la realidad, al existir en el orbe un mayor número de pobres y miserables, mientras son pocos los que concentran y detentan en sus manos a “don dinero”. En consecuencia, la moneda no deja de ser un perverso invento del ser humano. Entonces quizás multimillonarios sean autores de supuestos “planes”, dizque para deshacerse de la mayor parte de la población del planeta, recurriendo a cualquier extremo, como habría sucedido con la supuesta diseminación del virus chino.
Hace poco, la subdirectora general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) Manuela Tomei, en la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas, informó que “el 10 por ciento más rico de la población del mundo se lleva actualmente el 52% de la renta mundial, mientras que la mitad más pobre obtiene el 6,5 por ciento de la misma”. El dato no deja de azorar a todos, ya que solamente un 10% de la población goza de las mayores ventajas, llevando, por supuesto, así lo creemos, una holgada vida, sin necesidades, y los descendientes de estas familias, asegurados por décadas.
La funcionaria internacional también hizo hincapié en que ocho años después de la adopción de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, la misma está siendo puesta a prueba por la pandemia del coronavirus, el cambio climático, la guerra en Ucrania, y las transiciones demográficas y digital en el mundo. Ello no deja de ser cierto, pues los efectos de lo mencionado se los siente en la actualidad en todas las naciones. Remarcó que el Covid-19 mató a más de 6,8 millones de personas, sumió a millones en la pobreza extrema y el hambre, destruyó empresas y puestos de trabajo. Acotó que muchos países aún se están recuperando del virus chino, mientras el orbe se enfrenta a otras crisis.
Todo ello hizo que crecieran las desigualdades en materia de ingresos, empleo y derechos, además se intensificó la discriminación y hostilidad hacia las mujeres, los migrantes y los refugiados. También se hace alusión a que más de 214 millones de trabajadores viven en la extrema pobreza, y que la misma va en aumento en los países en desarrollo. Asimismo, se destaca que persisten las grandes brechas de género en el empleo, la remuneración y las pensiones, mientras 290 millones de jóvenes en el mundo no tienen empleo y no reciben educación o formación, además de que 2.000 millones de personas trabajan en la economía informal.
Se trata de un informe lapidario, para abrir bien los ojos y aguzar los sentidos, con miras a la búsqueda de soluciones a tan descomunales desigualdades. La pregunta es: ¿podrán hacerlo desde ambas aceras, izquierdistas y derechistas, o siempre se impondrá entre ellos nada más que la angurria por el poder y el dinero? En tanto, ese 10% de la población que detenta el 52% de la riqueza global, seguramente ni siquiera piensa en estos problemas. Sin duda, una vez más se pone de manifiesto que el hombre es lobo del hombre.