viernes, abril 19, 2024
InicioSeccionesEditorialGraves atentados contra la institucionalidad

Graves atentados contra la institucionalidad

El 6 de enero de 2022, el mundo fue sorprendido por un asalto al Congreso de los Estados Unidos, por una pretensión de ingreso masivo a sus instalaciones, supuestamente por partidarios del entonces presidente Donald Trump, que pugnaba por continuar en el poder en las elecciones de noviembre de 2021. Semejante toma no se concretó por acciones de la policía y fuerzas de seguridad del Congreso.

Un año después, en enero de 2023, a poco de ser posesionado el señor Luiz Inácio Lula da Silva como Presidente de Brasil, luego de ganar elecciones, se supone que partidarios del ex mandatario Jair Bolsonaro, decidieron apoderarse del gobierno en la capital Basilia, atentando contra la Constitución y las leyes federales. Más de l.200 partidarios de un posible golpe de Estado fueron apresados; luego de disposiciones del juez solo quedaron presos 277, que serán sometidos a juicio. Seguramente el expresidente Bolsonaro será convocado ante el tribunal respectivo para que declare al respecto.

Se trata de dos violaciones a las Constituciones de Estados Unidos y de Brasil, dos atentados graves contra la democracia y las leyes, dos hechos que solamente muestran insanias y ambiciones de quienes no querían cambios en el poder, sin reparar en extremos, como vulnerar la democracia y las leyes.

Estados Unidos, con pocos extremos ilegales después de l776, año de su independencia, siempre tuvo la característica de respetar su Carta Magna y las leyes nacionales; en cambio, el Brasil ya tuvo algunas experiencias con golpes militares o civiles que fueron enfrentados. De todos modos, Brasil, así como el país del norte, estuvo siempre de acuerdo con no tocar la Carta Magna y menos pensar en la posibilidad de un golpe de Estado.

En ambos casos se observa ambiciones político-partidistas que, esperamos, no tengan eco en los pueblos, que seguramente rechazarán cualquier tentativa civil o militar en contra de la Constitución y las leyes, puesto que han readquirido la ideal costumbre de vivir en democracia, alejados de tentaciones para actuar con violencia o inclinaciones a cometer delitos de toda clase. Hoy se quiere una América Latina sin “gansterismo”, sin acciones contrarias al bien común.

Bien se puede sostener que la institucionalidad ganó otra vez y es de esperar que la vigencia democrática sea permanente, sin tener que enfrentar peligros creados por políticos ávidos de poder. Tal como se desarrollan los grandes conflictos bélicos y económicos en el orbe, lo que tenga que afrontar la humanidad adquiere cada día más gravedad, especialmente en los países considerados del Cuarto Mundo, que están sumidos en situación de pobreza, donde priman las enfermedades, el hambre y el abandono, sin posibilidades en el momento para evitar esos y otros extremos tan perjudiciales.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES