martes, mayo 14, 2024
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Bajos índices de desarrollo humano

Entre datos de estadísticas que reflejan realidades de países como el nuestro, se muestra que Bolivia tiene bajos índices de desarrollo humano debido a las pésimas condiciones de educación y cultura que reciben nuestros niños y jóvenes, lo que también tiene su explicación y es la deficiente alimentación. La causa para todo ello está en la pobreza sufrida por el país, miseria en áreas rurales alejadas de centros poblados y paupérrimas condiciones de vida que no corresponden ni a niños ni a jóvenes, cuya alimentación es insuficiente. Lo cierto es que los menores carecen de atención en muchos aspectos de su vida.
Cuando se habla de extrema pobreza se cree que se trata de carencia de bienes materiales, pero la realidad es que la escasa alimentación y deficientes condiciones de vida, dolencias, enfermedades y premuras impiden aumentar la calidad de vida de nuestra población, que se ve privada muchas veces hasta de lo más necesario. Nos referimos a la falta de vivienda que reúna las condiciones precisas, la carencia de útiles y enseres, falta de elementos que requieren los niños y las mujeres, incapacidad de ancianos por falta de fuerzas y energías, pésimas condiciones de personas hasta carentes permanentes de trabajos fijos y otros aspectos inherentes a buenas condiciones de vida.
Además, la falta de caminos y carreteras, de ferrocarriles, de elementos necesarios para la navegación en lagos y ríos, ocasionan ingresos poblacionales no planificados en áreas con riqueza natural. Por ello, campesinos, madereros y personal hábil explotan de acuerdo con sus medios recursos forestales, castaña y otros productos, en bosques y selvas.
Es el drama de países pobres como el nuestro. ¿De qué desarrollo personal o grupal se puede hablar, si habitantes de ricas regiones no pueden progresar por sí mismas?, simplemente por falta de medios financieros, artesanales, herramientas, enseñanzas y asesoramiento técnico permanente por falta de escuelas y centros de formación que muchas veces son prometidos por instituciones y países amigos, pero sin concretar algo. Inversiones y asesoramiento técnico prefieren pueblos y ciudades, con más facilidades no solamente para la enseñanza sino por las condiciones que ofrecen.

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