miércoles, mayo 15, 2024
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¿Y qué de La Gaiba, Araras o Villa Nueva Esperanza?

Al asumir el poder, cada gobierno promete dar claridad a una serie de situaciones que precisan ser encaradas con seriedad, estableciendo sus realidades y mostrando lo que son, su situación referida a la explotación de riquezas cuya administración no se conoce. Pero, nadie explica ni aclara algo y, así, como ejemplo, se puede tomar el caso de La Gaiba, que por muchos años es explotada, sacando joyas semipreciosas que, en su momento y con el gobierno del general García Meza, se informó que pasaban a la administración de las Fuerzas Armadas.

Sobre casos como Araras o Villa Esperanza, donde también hay explotación de minerales como el oro, no hay informes, pero, en el fondo, la forma y otros detalles, alguien debe tener pleno conocimiento y, por principio, participación. Lo interesante es que muchas veces se endilgó a la entidad armada que “se encargue” de establecer en qué situación está esa actividad, quién explota, qué beneficios da al Estado o a cualquier entidad. En líneas generales, se vive de “misterios” y al no haber información pormenorizada, se colige que están en manos de la corrupción, de otro modo, no se explica el mutismo existente. Varios medios de comunicación han dedicado espacios a estos casos tan delicados y dan lugar a interrogantes que alguien debería aclarar o responder.

Es importante que el gobierno rinda informes sobre estos y otros casos para que no queden en el misterio y sean “poderosos dueños” los que aprovechan y no se tenga en cuenta a sectores de la población que podrían beneficiarse con los dividendos, como alguna vez se dijo en relación con lo que hace la Fuerza Fluvial y Lacustre, que “explotaría oro en ríos del norte” o que lograría riquezas en parajes del lago Titicaca. No debemos vivir en medio de misterios cuando el país requiere de claridad en todo lo que hace.

La Gaiba, Araras o Villa Nueva Esperanza –se afirma que hasta los nombres originales se perdieron porque nadie se preocupa por ellos–, datan de mucho tiempo y que sigan en el misterio no se justifica. Así, poco a poco, podrían descubrirse muchos espacios en que posiblemente se exploten riquezas sin autorización. Se ha pedido a muchos ministros de Minas que exijan informes, que den a conocer lo que tiene ese despacho y tampoco se expresó algo. Si se tratara de mostrar casos, habría que recorrer todo el país de norte a sur y se establecería mucho; pero, ¿qué autoridad “se atreve a hacerlo”? De todos modos y munidos de más datos, volveremos a estos casos que no deben seguir en el misterio; además, para que los “actuales o nuevos dueños” preparen los debidos informes.

Los tres casos que mencionamos –seguramente hay muchos otros– ya en un pasado no muy lejano se dijo que fueron mimetizados por “instrucciones” precisas de alguna autoridad. Lo cierto es que, si el gobierno se propone, podría disponer auditorías por lo menos desde el año l952, para que se tenga conocimiento de realidades que han quedado como en una Caja de Pandora y cerrada herméticamente para que sigan en los misterios de siempre: ¡nadie sabe ni conoce algo al respecto!

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