El “César” boliviano

Pese a que han pasado más de dos mil años desde su asesinato, la figura de Julio César sigue siendo relevante en la actualidad. Creo, y sin temor a equivocarme, que ha sido el hombre más importante que ha existido en la historia (con excepción de las figuras religiosas). A pesar de que su figura. es muchas veces, sinónimo de tiranía y despotismo, está claro que sus hitos fueron fundamentales para el nacimiento y progreso del Imperio Romano. Personalmente, siempre he admirado y he tenido una imagen positiva de César, pues para mí es la clase de gobernante perfecto para tiempos difíciles.
Pero para hablar del César, se debe precisar lo que realmente significa el término Dictador. Cuando en Roma se vivían tiempos difíciles, el Senado decidía dar plenos poderes a un hombre, denominado como “el Dictador”. La figura del Dictador era útil para poder superar los tiempos de crisis y traer orden y paz a Roma. Cuando Julio César se alzó como dictador vitalicio, lo hizo en una época de crisis y permanente corrupción del Senado Romano. Estaba claro que la antigua república romana necesitaba una reforma profunda. La verdadera gloria y auge de Roma comenzaría con Julio César, así que pese a ser un Dictador hizo grandes cosas para su “nación” y para la misma humanidad.
En su gestión, César realizó reformas que le permitieron a Roma aumentar su influencia, poder y simpatía en toda la Región. Fue uno de los hombres más amados y adulados para el pueblo romano. Empero, sus principales enemigos estaban dentro del corrupto Senado Romano, quienes veían sus privilegios e influencia amenazados. Muchos afirman que los senadores que mataron a César fueron defensores de la libertad. Para mí, simplemente estos fueron sujetos interesados que se vieron amenazados por Julio César y su gran popularidad. La historia se encargó de dar la razón a César y sus ideales. Después de su muerte, fue su “hijo” Octavio Augusto quien se proclamó como primer emperador romano y lideró la era más gloriosa de la Antigua Roma.
Con el paso del tiempo y la conformación de las naciones, figuras similares a Julio César han aparecido por todo el mundo. Ahora bien, yo defino a “un César” como un hombre que posee un gran poder, es amado por su pueblo, haga grandes cosas para su respectiva nación y, sobre todo, que cree “un nuevo Estado” (que sea funcional). En otros términos, un “caudillo”, pero uno que tenga éxito en su gestión (no como los caudillos que existieron en nuestro país). Un ejemplo de un César moderno puede ser Napoleón o Porfirio Díaz.
La figura de lo que es un César ha estado presente a lo largo de nuestra historia, pero jamás en nuestro país. Si bien es cierto que ha habido presidentes que han sido queridos por el pueblo, ninguno de éstos ha tenido una gestión que pueda llamarse exitosa. De igual forma, ninguno de ellos ha logrado crear un verdadero “nuevo” sistema de gobierno que sea funcional. Ha habido intentos, por ejemplo, Víctor Paz Estenssoro o el mismo Evo Morales; sin embargo, con el paso del tiempo el fracaso ha sido estrepitoso. Tanto el Estado de la Revolución de 1952 como el Estado Plurinacional no son (o han sido) funcionales para el país y cuentan con grandes falencias que los hacen irreparables. Un César no siempre es un dictador (y hay que entender bien el termino) es más bien un “hombre fuerte” con gran respaldo popular y con una visión clara. Nuestro país necesita reformas profundas y una clara visión para tener un verdadero desarrollo.
Hemos vivido en tiempos de crisis desde el inicio de la misma República, nunca hemos podido gozar de un momento de paz, orden y estabilidad. La inseguridad, el lento desarrollo económico, el caos y la ingobernabilidad son elementos comunes en nuestro país y causan que éste no tenga un crecimiento estable. Es por eso que espero que algún día surja un “César” en Bolivia. Que sea capaz de instalar orden y garantice el verdadero progreso y que nuestro país entre en una etapa de genuina gloria.