sábado, mayo 18, 2024
InicioSeccionesEditorialUn mundo en guerra podría sufrir déficit de alimentos

Un mundo en guerra podría sufrir déficit de alimentos

Quienes promueven guerras, conjuntamente los que fabrican armamentos y los que abusan incurriendo en gastos contrarios a paliar siquiera mínimamente la pobreza del mundo, parece que nunca se preguntaron si la irracionalidad con que obran podría causar una falencia de alimentos. Y, además, que la pobreza cada vez más acentuada en los mundos tercero y cuarto podría aumentar hasta hacer cada vez más miserable la vida de miles de millones de personas.

El gobierno de un país rico y desarrollado como Estados Unidos, aun cooperando con países en guerra con Rusia, sostuvo hace pocos días “contar con mucho trigo y otros granos para enfrentar cualquier necesidad”. Bien para quien posee hasta más de lo necesario; pero, ¿qué pasará con los pobres que suman hasta más del 65% de la población mundial?, ¿que sufren no solamente hambre por carencia de alimentos, sino que no cuentan con lo necesario para enfrentar una serie de necesidades? ¿Y qué de naciones que no pueden lograr avances en la construcción de infraestructura hospitalaria para atender a miles de enfermos? ¿Y cuántos en ese mundo no cuentan ni con médicos ni medicamentos y, resignados, esperan auxilios para atención de sus seres queridos? Son numerosas las preguntas que nadie puede responder.

Tendría que haber por lo menos un mínimo de conciencia en quienes poseen mucho, tan solo para paliar las urgencias de niños que buscan alimentos o, en caso extremo, tener los mismos derechos de otros niños para jugar y vivir plenamente. Millones de padres querrían siquiera el 5% de lo que significan presupuestos para desarrollar una guerra; pero están muy lejos de ello.

Hasta hoy, en el séptimo mes del año, corresponde interrogar: ¿Cuántos miles de millones se ha gastado en armas y cuántos reclaman por la vida de seres queridos eliminados? No hay cifra que cubra el gran costo que significa esa pérdida de vidas. Sin embargo, no se cree en posibles falencias para la provisión de alimentos y se muestra así, un mundo nada condolido, cuyas angustias se convierten en largas esperas, inútiles posiblemente. Por el contrario, aumentan los espacios para fabricar armamento y acumular cadáveres embolsados de quienes mueren sin saber por qué ni para qué.

La fabricación de armamento ocupa mucho tiempo de quienes podrían dedicar energías y capacidad creativa al cultivo de alimentos de toda clase, que sirvan para aliviar a una población hambrienta. Se podría tomar en cuenta las ansias de vivir de niños que no pueden satisfacer sus urgencias y que están pendientes de lo que hacen menores de las naciones que alcanzaron altos índices de desarrollo. Las energías de esos niños y jóvenes podrían ser aprovechadas en las naciones más pobres para lograr progreso y reducir siquiera una parte de las carencias de sus hogares. 

Hay, pues, temores en quienes saben lo que es el hambre, por la posible escasez de alimentos que se podría sufrir en un mundo que no sabe de “masticar balas”, pero sí teme que la ceguera no permita ver lo que se debería hacer para evitar más angustia mundial.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES