Generar nuevos lideratos

A todo ciudadano boliviano, sin distinción de género, credo religioso ni color político, le asiste el derecho a elegir y ser elegido, en un proceso calificado como democrático, desde hace aproximadamente 40 años. Una vez que la dictadura militar fue arrancada desde sus raíces. Tendencia que debería profundizarse con miras al futuro y, básicamente, con la finalidad de generar nuevos lideratos, en tiempos adversos, provocados por la invasión rusa a Ucrania. “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión”, comentó Nelson Mandela, el líder sudafricano de reconciliación entre razas.
En consecuencia: todo ciudadano, de tez blanca o de color, tiene la posibilidad de competir, con todas las de la ley, en la arena de las lides políticas, buscando la silla presidencial, la titularidad de un portafolio de Estado o, mínimamente, un escaño en el parlamento. Acá no deberían mediar cortapisas, cuestionamientos ni descalificaciones de alguna índole. Hechos que dañarían la imagen de las personas y frustrarían la carrera política que emprendieron. Ellos se movilizaron ceñidos estrictamente a disposiciones legales, que marcaron las reglas de juego, en la contienda respectiva.
Estamos inmersos en una democracia deteriorada, en cierta medida, por intereses particulares. Una justicia vulnerable, lamentablemente, con repercusión en el mundo exterior. Se agravia, se maltrata y encarcela a una ex dignataria de Estado, con el dudoso argumento de que fue una “golpista”. Se obvia decir que hubo vacío de Poder, como resultado de que las autoridades nacionales huyeron del país. Quienes actúan de esa manera parece que no tuvieran miedo a la historia. Ésta, aunque no lo crean, ya se está hilvanando en la memoria del pueblo boliviano. Y nadie podrá borrarla.
Desde 1982, año de la restitución del sistema de libertades, participaron en las actividades políticas integrantes de la élite empresarial, de la clase media, obrera y campesina. Algunos lograron sus objetivos y muchos se quedaron en medio camino. No pudieron avanzar por falta de respaldo popular, pese que representaban a sectores mayoritarios.
Nadie tiene la potestad de coartar la libre determinación de las personas que provienen de diferentes estratos sociales y que son bolivianos de origen, posiblemente con diferencias ideológicas. Ellos deberían tener la vía no solamente expedita, sino garantizada, para difundir, demostrar y ratificar sus propuestas, sus proyectos, sus ideas e ideales, en relación con el destino nacional. El conjunto ciudadano siempre quiso escuchar, de sus propios labios, tales versiones y no habría que silenciarlos.
Sólo en los países de régimen izquierdista, antiimperialista o donde se imponen los caudillos autoritarios, fueron anulados quienes pensaban diferente. Se encarceló a un número indeterminado de opositores. Se ha truncado el surgimiento de nuevos líderes, todo ello por seguir usufructuando del Poder. Se desechó inquietudes de renovación, por el afán de perpetuarse en el mando de una nación. Las pruebas abundan al respecto.
En suma: quienes buscan un alto cargo público, que lo busquen en libertad y sin hostigamientos.