jueves, marzo 28, 2024
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Estéril política agraria oficial

Son destacables las buenas intenciones del Gobierno, de algunos ministros de la alta jerarquía burocrática del país, por haber despertado su interés por el problema agrario, aunque el tratamiento resulta tardío y, como dice el refrán indígena, “a burro muerto, tranca al corral”.
La iniciativa recién nacida, pese a sus esfuerzos, podría caer en saco roto mientras no sean solucionados problemas agrarios estructurales, sin cuya atención todos los sacrificios, inversiones y buenos deseos serán estériles.
Al interés que muestra el Ministerio de Tierras, se suma otro proyecto para “mejorar” la producción, al haber anunciado un plan de riego que contará con 35 millones de bolivianos, que invertirá el viceministro de Aguas. El objetivo de dicho proyecto será evitar el derroche de agua, y su utilización para riego y, en general, procurará “la recuperación, protección y preservación del recurso hídrico”.
A pesar de la sonoridad melodiosa de la noticia, es probable que no tenga el resultado esperado, causando solo frustración, como ocurrió con los anuncios del Plan Agua I-II y III de los tiempos lejanos del gobierno de Evo Morales que, si bien sirvieron para dotar de agua a algunos pueblos, no tuvieron grande impacto en la agricultura. Ahora se proyecta un plan de riegos, respaldado con la módica suma de Bs. 35 millones, con el que se propone regar unas 400 mil hectáreas de tierras, de las cuales gran parte son parcelas de miseria, abandonadas por los comunarios que, además, no quieren volver a la tierra, por el simple hecho de que se les ha quitado, por vía constitucional, el derecho de propiedad sobre sus sayañas, “pegujales”, etc. Y es que se les ha prohibido la venta de sus terrenos (por vía constitucional, etc.), medida antidemocrática por la cual quien no puede vender su propiedad no es dueño de ella.
Mientras no se solucione el problema de la tierra, será imposible activar la agricultura, en especial en el altiplano, valles, yungas. Al respecto, se debe destacar que por más que el Gobierno gaste millones de dólares en el medio rural, no conseguirá, en absoluto, el aumento de la producción agrícola, ni la seguridad alimentaria.
En últimos años el Gobierno, por afán empírico para hacer producir el campo, invirtió en diversos programas alrededor de mil millones de dólares, sin haber conseguido hacer producir una papa más. Entonces, encontró como solución hacer grandes importaciones y, a la vez, facilitar el contrabando de alimentos y así cubrir el déficit de alimentos y evitar que el pueblo pase hambre.
Esa política de despilfarro del pasado no ha sido modificada y continuará con el mismo ritmo, velocidad y orientación, a no ser que se adopte medidas estructurales, reformando la Constitución, entre otras cosas. Todo lo mencionado es causa suficiente para una interpelación parlamentaria.

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