martes, mayo 14, 2024
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Privilegiados y marginados

En la mayoría de las sociedades del mundo existen privilegiados y marginados. En países desarrollados y países en vías de desarrollo. Privilegiados, como hemos visto acá, porque son funcionales al régimen de turno y marginados porque no prestan oídos a los “cantos de sirena”. El tema es que unos fueron favorecidos y otros desfavorecidos, por quienes detentan el Poder en nuestros días.
Los pobres, los desempleados, los informales y quienes viven con una exigua producción agrícola, son sectores que constituyen, indudablemente, ese movimiento social llamado pueblo. Son una mayoría, posiblemente, de la población boliviana, con actividades diversas y precarias, en absoluto. Éstos han definido y decidido, como bien reitera la memoria histórica, los destinos nacionales en diversas ocasiones. Fueron los primeros en caer, en las refriegas que enlutaron al país, en el pasado mediato, en busca de la restitución del sistema de libertades. Conformaron el baluarte de resistencia a las dictaduras, indudablemente. La sangre que derramaron, sobre los adoquines de las calles paceñas, fecundaron los surcos de la democracia, de cuya vigencia disfrutan muchos políticos, tanto de la derecha como de la izquierda. E inclusive algunos buscan perpetuarse en el Poder, promoviendo el odio, la revancha y la mentira.
En consecuencia: pasaron desapercibidos, en el pasado primero de mayo. Tristes e inmersos en el olvido y la desesperanza. La bendición, que fue impartida por el gobierno nacional, a favor de algunos sectores que gozan de un trabajo formal, con sueldo fijo y beneficios sociales, no ha llegado al conjunto de aquellos, provocando malestar y el más profundo desconsuelo. Solo recayó en unos cuantos, quienes expresaron su alegría, cantando y bailoteando, en torno a sus mandantes, en la ciudad de Pagador. Algunos lo hicieron disfrazados con colores que representan el cielo y el mar, que seguramente los caracterizará en alguna contienda electoral.
Esa mayoría de la población trabaja de sol a sol y no goza de vacaciones. No conoce incremento salarial, tampoco celebra cumpleaños con bombos y platillos. Lo hace, como cualquier ciudadano necesitado, trabajando, al día y sin faltar a las actividades. Pero fue utilizada, con mentiras y falsas promesas, como sufragante, en épocas electorales. Fue utilizada, asimismo, para respaldar a los dictadores, bajo conminatoria de multas y amenazas. Y los políticos se llenan la boca al mencionarlos en sus discursos.
Pero esa mayoría poblacional nada tuvo que festejar y solo se tragó la frustración. Preocupada, ante todo, por los tiempos adversos que se vienen, a raíz de la invasión rusa a Ucrania. Tiempos que significaran la elevación del costo de vida, la profundización de la pobreza y también de los índices del desempleo.
Esa amplia mayoría social está cansada de escuchar peroratas de tipo ideológico, que nada ofrecen en concreto para su bienestar. Peroratas de confrontación, entre el oriente y occidente, entre urbanos y rurales. Para el colmo de males, distraccionistas y que tienden a confundir a la ciudadanía.
En suma: sería bueno que los gobernantes del país piensen, ahora más que nunca, en esos amplios sectores de desposeídos, quienes demandan un trato más justo, con empleo seguro y digno. Y que los que tienen el poder no se limiten a emitir simples discursos.

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