domingo, junio 16, 2024
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Lo de Pakistán chiste no es

Desde hace más de un mes, muchos ojos y oídos están pendientes respecto a lo que sucede en el centro de Europa y específicamente a la crisis ruso-ucraniana, bien sea por la invasión perpetrada, la guerra entre ex bloques soviéticos o el inicio de la operación especial, según cada quien quiera o pueda decir lo que cree que pasa por allá, pero pocos notan lo que está pasando en el mundo, en lo que muchos llaman “el nuevo y aparente orden político mundial”.

Un ejemplo de que hay algo más allá de la crisis ruso-ucraniana, es lo que acaba de suceder en Pakistán y la remoción de Imran Khan del cargo de Primer Ministro. Khan hasta hace poco fue un líder diferente, bajo principios diferentes, y alejado no solo de los partidos tradicionales sino de las imposiciones norteamericanas y cercano al Kremlin. Y según dicen, dicha remoción fue patrocinada por el gobierno norteamericano, devolviendo el poder a quienes desde siempre la ostentaron. Sin embargo, el Primer Ministro saliente, un hombre con fuerte apoyo popular y, principalmente, de ciudadanos mayores de 30 años, hace de que pensemos “cuidado vuelva y lo haga aun con mucho más poder popular”.

Un punto aparte, pero es interesante recordarlo, es que conflictos bélicos internos de la calidad de guerras civiles existen aún en el mundo, incluso contiendas entre bloques armados y paramilitares. Y conflictos armados entre Estados los hay, pero muy marcados y bien conocidos, principalmente en el continente africano, pero muy pocos en otras partes del mundo. Sin embargo, ¿podemos vivir solo de lo que hoy sucede entre Rusia y Ucrania, sabiendo que el mundo puede cambiar con solo otro conflicto de las mismas dimensiones?

Imaginemos por un instante que el conflicto palestino-israelí se acrecienta; supongamos que los conflictos en África se agudizan y principalmente supongamos que lo que ha sucedido en Pakistán podría incomodar a Irán o, peor aún, perjudicar a siria o Afganistán, este conflicto ruso-ucraniano pasaría de lado y comenzarían otras prioridades en el mundo. Aun así, prioridades como la dependencia alimentaria o costos de la energía como producto de la crisis ruso-ucraniana evidentemente van a cambiar.

Ahora bien, e intentando comprender lo que ha sucedido entre gallos y medianoche del pasado sábado 9 y domingo 10 de abril en Pakistán, es para tomar nota y tratar de ver un poco más allá de lo que es la problemática en Europa, ya que entre otras preocupaciones también están las de lidiar con las elecciones en Francia, el triunfo en Hungría y serbia de partidos nacionalistas, y las elecciones próximas que se vienen en otros países que hoy dicen lo que dicen, pero mañana no sabemos.

Decíamos Pakistán, porque entre otras cuestiones es un país nuclear, un país con potencial armamentista muy importante, estratégico geopolíticamente, y absolutamente importante para las relaciones entre occidente y oriente próximo u oriente medio, según se quiera ubicar a este país, recordando que es uno de los Estados que más refugiados acoge del mundo y uno de los países que más cobertura o soporte ha dado históricamente a los talibanes.

El primer ministro saliente, Imran Khan, ha saltado a la palestra política internacional justo un mes después de la caída de Kabul (2018) para cargar contra Estados Unidos por la gestión llevada a cabo en las dos últimas décadas, asegurando en su momento  que él nunca se hubiera embarcado junto a EEUU en la guerra, porque eso hubiera sido traicionar a su propio país. Recordando que este personaje llegó al poder no solo gracias al apoyo popular, sino por recomendación del ejército pakistaní que, desde su independencia, se constituye en el poder sobre el poder en Pakistán. Por ello la pregunta que muchos militares se hacen es “¿y ahora contra ese apoyo popular qué haremos?

Asimismo, Khan siempre creyó que es una “falacia” tratar de dirigir el país desde el exterior y reclamó apoyo internacional para que los talibanes ganen legitimidad y puedan afrontar la crisis humanitaria, afirmando que “Afganistán no puede estar controlado desde fuera, tiene una historia y ningún Gobierno marioneta en Afganistán cuenta con el apoyo de la gente”.

En cuanto a una posible llegada masiva adicional de refugiados, aseguró ya desde su asunción del cargo, que Islamabad no puede acoger a más y asimismo indicó que bajo ningún argumento y bajo ninguna opción bases militares norteamericanas podrán ser instaladas en Pakistán, y esto sin duda generó remordimiento y sed de venganza de opositores amigos de los estadounidenses, ya desde el 2018 hasta antes su remoción. Y, lastimosamente, quienes retornan al poder claman por retornar a esas épocas corruptas, marcadas por una injusticia plena que incluso hace que quienes fueron juzgados por corrupción (entre 2018-2022) hoy retornan al poder, limpiando incluso su pasado corrupto y falto de transparencia.

A pesar de los esfuerzos del país asiático para luchar contra las injusticias, tratar de transparentar la burocracia existente, la lucha contra la corrupción y otros males de la sociedad, con esta remoción muchos se preguntan, ¿qué ocurrirá?, y peor aún, qué pasara para las elecciones próximas del año entrante, donde, como dijimos, quien se lleva el corazón y apoyo popular es el reciente Primer Ministro removido. Por lo tanto, ¿no será un foco problemático, en el marco de las relaciones internacionales, este tema pakistaní?, ¿hasta dónde se podrían perjudicar las relaciones de países fronterizos por estos acontecimientos?

Asimismo, no olvidemos que Pakistán, para mitigar el cambio climático y adaptarse a él, va de la mano con la meta de originar el mayor programa de protección social en la historia del país, denominado Ehsaas (compasión en urdu). buscando atender las agudas necesidades de quienes están más en riesgo, mientras invierte en la igualdad y prosperidad a largo plazo. Dentro de ello ofrecer una red de seguridad que evite que los más pobres pasen inadvertidos, es clave para generar un futuro más brillante para todos.

Se calcula que durante los próximos 30 años, 216 millones de personas tendrán que desplazarse (de 220 MM actualmente) debido al aumento de las temperaturas, (de ser un país que recibe a refugiados se constituirá en un país que necesite de apertura de otros), la escasez del agua y la caída de la productividad de los cultivos, que llegarán a convertir a Islamabad y otras regiones del país como inaccesibles para el ser humano y por ello se trabaja desde hace años para combatir principalmente la ola de calor, con la creación de bosques artificiales y la creación de sistemas de atención sanitaria y generación de energías renovables, como nunca antes. Sin embargo, ahora ante la remoción del Primer Ministro, amado por su pueblo, no sabemos qué pasará, peor aún después de haber sido removido por triquiñuelas opositoras. Pero ante todo las fuerzas armadas y el pueblo se oponen y opondrán a lo que está sucediendo, por lo que “cuidado, que lo de Pakistán chiste no es”.

 

El autor es abogado.

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