domingo, junio 16, 2024
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La dinamita en la mira política

En el País de la Altura que conocemos, pero no damos su nombre, no hay día en el que no nos enteremos de opiniones o sugerencias muy novedosas y hasta candorosas, emitidas por ciudadanos políticos y politiqueros que no sabemos si son muy “vivos” o todo lo contrario.

LA DINAMITA
Hemos conocido una noticia, la misma que confirma nuestra apreciación: un parlamentario presentó un proyecto de ley para que la dinamita sea declarada, nada menos que “Patrimonio Cultural e Inmaterial” (¡!).
Después de leer la nota y quedar “patidifusos y pluscuamperfectos” frente al tema, digna de un Premio Nobel a la Tontería (si es que hay), nos pusimos a pensar que, con esa actitud (totalmente ilógica) de razonamiento, algunos otros politiqueros podrían (ojo: podrían) presentar nuevos proyectos de leyes para solicitar declaraciones de patrimonios culturales para los siguientes hechos:
– Bloqueos de calles y carreteras.
– “Pasapasismo” en la politiquería y en el charlamento presupuestívoro.
-“ Huasqueaduras” a los que no acatan paros del transporte público.
-Crucifixiones en puertas de oficinas del Estado.
-Huelgas de hambre “hasta últimas consecuencias”.
-Agresiones e insultos a opositores de partidos oficialistas.
-La famosísima “Ley del Embudo”.
-El tradicional “charleston” y las infalibles “coimisiones”.
De esa manera, el País de la Altura tendría muchas, pero muchas distinciones honoríficas dignas de admiración y envidia de otros países.

EL INVENTOR
Posiblemente en el “más allá”, el señor Alfred Nobel, científico y químico sueco (1833-1896) e inventor de la dinamita, ya esté enterado de la disparatada sugerencia relativa a su explosivo. Y es también posible que, junto a sus restos mortales, se introduzca (él) a mayor profundidad de donde se encuentran.

OTRAS OCURRENCIAS
Y no sólo el tema de la dinamita ha motivado este comentario. Hay otros como: el cambio de ubicación de los números y el giro en sentido contrario de las agujas del viejo reloj del Palacio Legislativo; la disimulada y paulatina sustitución del escudo nacional; la aparición en altos cargos del Ejecutivo y el parlamento, de varios ciudadanos (as) sin méritos intelectuales que llegaron un poco tarde al reparto de cerebros; entre otros temas.

UN CANGREJO
Tal como está la situación y con esos antecedentes, no habría que sorprenderse si muy pronto los inteligentes (?) políticos y politiqueros, levanten en la plaza principal de la ciudad, un monumento con un enorme cangrejo, labrado y modelado en un material durísimo para que nadie intente agredir a la obra, como hicieron con las esculturas de John Kennedy, Cristóbal Colón, la reina Isabel de España y Pedro Domingo Murillo (en Yungas).

OTROSÍ
Después de agradecer al autor de la “genial” sugerencia relativa a la dinamita (inspiradora de este comentario), y ya que los cambios insólitos se están poniendo de moda, desde estas líneas quisiéramos aportar con nuestro granito de arena, sugiriendo humildemente que la actual denominación de País de la Altura, sea cambiada por la de AIVILOB.
¿Qué tal, metal?

El autor es dibujante, escritor y periodista.

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