domingo, mayo 19, 2024
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Festival del vals boliviano

Como en todo el mundo, el vals tuvo su momento en Bolivia, donde muchos compositores cultivaron el género con piezas muy inspiradas y que ahora ha quedado únicamente para las fiestas de matrimonio, de graduación y alguno que otro acontecimiento que requiere la intervención solemne del vals y donde generalmente los homenajeados terminan bailándolo muy mal, con raras excepciones.
Pero el vals en tiempos pasados fue el baile que transformó el mundo, al extremo de decirse que en los países europeos “El vals fue la danza que marcó más que cualquier otra las grandezas y miserias del Siglo XIX”, desde el Congreso de Viena de 1815 hasta que Maurice Ravel compuso La Valse en 1909”. De ser un baile aldeano de algunos lugares de Alemania, alcanzó un auge inusitado y su popularidad abarcó al pueblo, la burguesía, y la aristocracia de Europa, donde todos cayeron bajo su encanto mágico.
El vals tuvo también en Bolivia su esplendor y muchos personajes de nuestra historia fueron cultores y danzarines de este género. Se dice, por ejemplo, que el general Mariano Melgarejo era muy hábil y asiduo del vals y no faltaron compositores que se prestigiaron con sones que tuvieron popularidad, aunque lamentablemente la mayoría de ellos no llegó a nosotros y quedarán en el olvido. Pero quedan algunos en el recuerdo, como Alma Cruceña del compositor orureño Jorge Luna (1906-1949), a quien las autoridades designaron “Ciudadano Ilustre”. Asistió a la Guerra del Chaco, donde salvó la vida milagrosamente en Platanillos. Eximio pianista, apodado el “Chapi Luna”, es autor de varias obras dedicadas a Santa Cruz. Alma cruceña es una composición destacada por su bella melodía, con letra de Raúl Otero Reich. Está En las playas desiertas del Beni, de Lola Sierra de Méndez y letra de José Aguirre Achá, después están las obras de ese prolífico compositor orureño, Gilberto Rojas, que dedicó sus valses a ciudades del país como Tupiza, Potosí, La Paz y otras, que deben resurgir. Para ello es menester que la Orquesta Sinfónica Nacional organice un Festival que promueva este género y rescate, al mismo tiempo, piezas que han sido olvidadas y merecen ser recuperadas. Creemos que el actual director Weimar Arancibia puede llevar adelante con éxito esta iniciativa y poner al descubierto que el vals igualmente en Bolivia brilló en sus salones. Es tan hermoso baile, como la cuadrilla de lanceros y el bolero de caballería.

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