lunes, mayo 20, 2024
InicioSeccionesCulturalAnimal de medianocheUn libro de cuentos más (y mejor)

Animal de medianocheUn libro de cuentos más (y mejor)

Reseña de Daniel Averanga Montiel

En estos tiempos es difícil encontrar un libro que, siendo el primero en la producción de un autor, logre sorprender por la diversidad de los temas, argumentos, estilos y formas que propone.
Realmente no logra ser fácil sacar algo por primera vez para los lectores y que sea o posea esa magia que justifica la lectura. Los lectores, como seres consumidores, a veces somos muy crueles y no damos segundas oportunidades.
De hecho, no es novedad que muchos de los escritores ya consolidados renieguen de sus libros inaugurales, o lectores que digan que los primeros libros de ciertos autores sean los menos preferidos porque “el autor estaba buscando su voz en esa primera etapa”; pero la verdad es que, como afirma Borges en una entrevista realizada por Joaquín Soler Serrano el siglo pasado, un autor abre su oficio con una esencia y esta, a pesar de los años, no cambia.
En este sentido, ha sido una grata sorpresa encontrarme con “Animal de Medianoche”, el primer libro de cuentos de Salem Arce Tavares, que leí en casi tres días; trato de ser rápido en mis lecturas y avanzo más rápido cuanto más me gusta el libro; en este caso, me ha agradado mucho el atrevimiento de su autor, los temas que trata y los estilos que abarca, pues todos ellos suman una prueba irrefutable de muchas lecturas literarias e incluso cinematográficas, ya que cada cuento aborda lo visual desde lo sensitivo; no olvidar esto: cada una de las formas de describir las perversiones y los actos violentos realizados por Arce, es un avance hacia la comprensión de cada uno de los cuentos incluidos; su forma de narrar y de describir es casi con la fuerza de un aluvión, recordándome en ciertos momentos al más violento Arturo Von Vacano, autor de aquella explosión narrativa llamada “El apocalipsis de Antón”, que pareció desaparecer en influencias, pero que, con la lectura de estos cuentos, parece revivir con la misma fuerza de su aparición.
Cada párrafo de Arce porta un doble o triple sentido, y cada sentido oscurece una aclaración de lo que se está contando. Denomino a esto, y lo he visto en muchos autores recientes, como La virtud de la premura: ellos tienen hambre y quieren comerse el mundo para poder asimilarlo y darle un propio lenguaje para replicarlo en sus letras.
“Animal de medianoche” no se queda en pausa en ningún momento: explota a cada momento y sorprende por su naturalidad y fluidez, cosa notoria en nuevos autores que llaman la atención porque trabajan la palabra con sinceridad; un ejemplo de esto son las elipsis sorpresivas que Arce saca de sus mangas para producir un efecto distinto al que esperábamos. Ese es un logro satisfactorio y notable, y demuestra que el futuro de la literatura boliviana no se quedará solo en tratar de recorrer los senderos grandiosos y sutiles del minimalismo; Arce y otros de los nuevos autores no necesitan andar ese camino ya transitado, es más, se harán su propio camino, algo barroco (no es nada malo decir que uno tiene algo de barroquismo en su estilo narrativo, a veces esto es la cura contra lo simplista que se disfraza de minimalista), algo portentoso, exagerado y febril, pero excelente y entusiasta, y eso vale por mil.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES