domingo, mayo 5, 2024
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Inteligencia emocional y Pensamiento crítico Naturaleza e importancia de su relación e interdependencia

Por: Equipo editor

 

Considerando que el papel idóneo y principal de una unidad educativa es la preparación de sus estudiantes para encarar la vida como humanos íntegros, que contribuyan en la construcción de su sociedad, respondiendo a los retos actuales de su contexto inmediato; en este sentido, es esencial la implementación y aplicación de nuevas estrategias que permitan mejorar el desarrollo de pensamiento de orden superior, posibilitando a niños y jóvenes actuar de forma autónoma e independiente en tal construcción.

 

Para ello, señala la especialista Yvonne de Fátima Sebastiani (2004) que se hace evidente la necesidad de trabajar desde el aula de clases con nuevas metodologías que impliquen para los estudiantes la toma acertada de decisiones frente a diversas situaciones, a través del auto reconocimiento, percibiendo sus propias emociones y las de los demás, que de igual forma, les facilite procesos de análisis, inferencia, establecimiento de patrones, y en torno a ello puedan innovar, crear, construir, lo que puede denominarse como desarrollo de la inteligencia emocional y el pensamiento crítico y creativo.

 

Considerando lo afirmado por Sebastiani, se hace evidente la relación entre la emoción y el pensamiento crítico para alcanzar un desarrollo del acto educativo en respuesta las necesidades educativas y sociales actuales; puesto que la emoción, al igual que el razonamiento, se manifiesta como un proceso cognitivo. “La emoción no es tan solo un elemento o una distracción de la cognición, sino una parte fundamental en la cual el cerebro controla el flujo de la información”. (Thagard, 2011)

 

Igualmente, Saremi y Bahdori (2015) sostienen que “el reconocimiento y la compresión de la información subyacente en las emociones y el razonamiento, hacen parte de la inteligencia emocional, con lo cual plantean a través de múltiples hipótesis comprobadas, que existe una relación íntimamente ligada entre los sentimientos y la razón, y que a través de resultados obtenidos en su investigación concluyen que los componentes más relacionados de las dimensiones de la inteligencia emocional y el pensamiento crítico, son las habilidades sociales y la flexibilidad de pensamiento, entre tanto que estas predisponen hacía el desarrollo del pensamiento crítico; por consiguiente, Stedman y Andenoro, postulan la importancia de la inteligencia emocional en la toma asertiva y moral de decisiones, que se enfocan en un correcto actuar procurando un bienestar generalizado, lo que a la postre se traduce en habilidades propias de un liderazgo social. Para los autores un correcto manejo de las emociones representado como inteligencia emocional, puede activar procesos de orden superior como el pensamiento crítico, la toma de decisiones y por ende la generación de ideas adecuadas en la solución de problemas.”

 

Por todo lo expuesto, es que a lo largo de los siguientes números el equipo de Nuevos Horizontes abordará la descripción y análisis del pensamiento crítico en relación a la inteligencia emocional y su importancia de manejar esta dualidad dentro y fuera del aula. De igual forma, algunas herramientas que faciliten esta labor.

 

Iniciando lo mencionado, presentamos un artículo tomado de la revista El educador de 2008. En el mismo se aborda las estrategias para promover el aprendizaje activo en base a un estudio de los Doctores Wesley Hiler y Richard Paul para incentivar el ejercicio del pensamiento crítico de manera activa y entretenida. Se muestra algunos fragmentos del documento original el cual se puede encontrar en (www.criticalthinking.com).

 

Ideas prácticas para promover el aprendizaje activo y cooperativo: 27 maneras prácticas para mejorar la enseñanza

 

Aunque traer el pensamiento crítico al salón eventualmente requiere un desarrollo serio y a largo plazo, usted no necesita sufrir ni esclavizarse para hacer cambios importantes en su manera de enseñar. Hay muchas estrategias simples, directas y eficaces, que puede utilizar inmediatamente. A continuación ofrecemos una muestra de ellas.

 

Cada estrategia representa una transferencia de la responsabilidad sobre el aprendizaje del maestro al estudiante. Ellas proponen maneras de lograr que sus estudiantes, y no usted, realicen el trabajo de aprendizaje. Muchas de las estrategias le permiten aprovechar lo que sus estudiantes ya saben y lo que pueden deducir por sí mismos; algunas estrategias ponen a los estudiantes a trabajar juntos.

 

1) Haga preguntas durante las clases para estimular la curiosidad

 

Si los estudiantes quieren saber algo —bien porque sienten curiosidad, bien porque les será de utilidad en su vida diaria— estarán motivados a aprenderlo. Si las preguntas hechas en clase son de naturaleza inquisitiva, también llevarán a una mayor comprensión.

 

2) Utilice preguntas guía

 

Estas preguntas deben probar la habilidad de entender, explicar, ilustrar y aplicar los conceptos y principios enseñados. Por ejemplo, en una lección de anatomía humana, antes de mostrar las ilustraciones del corazón, podría preguntar, por ejemplo: ¿qué es la válvula?, ¿cuál es la diferencia entre una vena y una arteria?, ¿qué es el colesterol?, etc.

 

3) Tome una prueba corta de cinco minutos al comienzo de cada clase

 

Estas pueden ser de unos cuantos ítems de selección múltiple, o de verdadero o falso que provengan de las preguntas guía.

 

4) Enseñe principios del pensamiento crítico a la vez que enseña la materia

 

Por ejemplo, cuando hable de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, pida que comparen de manera imparcial el punto de vista de los colonos con el del gobierno británico.

 

5) Coloque los nombres de los estudiantes en tarjetas y llame a todos los estudiantes, no solo a los voluntarios

 

¿Ha notado que cuando le hace preguntas a la clase, son los mismos estudiantes quienes siempre contestan? Ahora coloque los nombres de todos los estudiantes en tarjetas, mézclelas y haga las preguntas a los estudiantes al azar.

 

6) Fomente la “escucha atenta”

 

Con frecuencia seleccione estudiantes para resumir en sus propias palabras lo que dijo otro estudiante. También puede pedirle a uno que repita lo que otro acaba de decir: ¡eso los mantendrá en alerta!

 

7) Hable menos para que los estudiantes piensen más

 

Trate de no hablar más del 20 % del tiempo de la clase. Deténgase cada diez minutos y pida que sus estudiantes en grupos resuman en tres minutos los puntos clave.

 

8) Sea un modelo

 

Piense en voz alta en frente de sus estudiantes. Deje que le escuchen descifrar lentamente los problemas de la materia. Trate de pensar en voz alta al nivel de los estudiantes de la clase y complemente sus instrucciones con una demostración visual.

 

9) Utilice el método socrático para hacer preguntas

 

Algunos ejemplos de preguntas son: ¿qué quiere decir cuando usas esa palabra?, ¿qué evidencia hay para apoyar esa afirmación?, ¿es confiable la evidencia?, ¿cómo llegaste a esa conclusión?, pero ¿cómo explicas eso?, etc.

 

10) Trate de usar la enseñanza en pirámide

 

Pida que los estudiantes discutan una pregunta o problema en pares para llegar a un consenso. Luego pida a cada par que se junte con otro par hasta llegar a un consenso. Entonces dos grupos de cuatro se juntan y así sucesivamente.

 

11) Pida que sus estudiantes redacten ejercicios de pre escritura

 

Antes de dar una clase, por ejemplo, haga que sus estudiantes lean sobre el tema y pídales que escriban en cinco minutos unas notas preliminares. Pueden usar estas notas como base para una discusión en clase o en grupos pequeños.

 

12) Pida que los estudiantes expliquen sus tareas y sus propósitos

 

Esto ayuda a aclarar cualquier malentendido antes de empezar.

 

13) Fomente que el estudiante determine el siguiente paso

 

Pida que los estudiantes determinen el próximo paso en el estudio del tema actual. “Dado lo que ya sabemos de este tema: ¿qué cree que debemos hacer o en qué nos enfocamos ahora?” Pida que la clase decida lo que se debe hacer luego. Esta estrategia desarrolla la autonomía de pensamiento y responsabilidad intelectual.

 

14) Pida que los estudiantes documenten su progreso

 

Pida a sus estudiantes que escriban lo que piensan sobre el tema de la clase antes de empezar a estudiarlo. Después de la lección, pídales que escriban lo que piensan ahora sobre el tema y que lo comparen con sus pensamientos anteriores.

 

15) Descomponga proyectos en partes más pequeñas

 

Asigne una serie de pequeñas tareas escritas, cada una un subtema de una más amplia. La asignación final puede ser juntar las secciones en un trabajo más largo. Luego pida que los estudiantes diseñen una serie similar de tareas para sí mismos cuando se atasquen en algún proyecto grande. Los estudiantes que se bloquean con proyectos grandes a menudo no los dividen en tareas pequeñas.

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