martes, mayo 14, 2024
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Restructuración de la justicia, una ficción

Uno de los problemas del gobierno es el de la justicia, pues ella se halla objetada por toda la oposición y pueblo en general , acusada de ser inepta y sobre todo sometida al Órgano Ejecutivo; ya se vio esto en el Gobierno de Evo Morales Ayma, pero con mayor profundidad en el actual de Luis Arce Catacora que, sin disimulo alguno, inició un incontable número de juicios en contra de los opositores a su Gobierno y personas que colaboraron con el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez, sobre todo contra miembros del Ejército Nacional y Policía de Bolivia. A éstos por cumplir con el mandato de la Constitución Política del Estado, cuyos Arts. 243 a 254 señalan como su misión “defender y conservar la independencia, seguridad y estabilidad del Estado”. Es decir, por parte de los militares y la misión específica de la “defensa de sociedad y la conservación del orden público” de la Policía boliviana. Instituciones que actuaron, en consecuencia, ante la convulsión que originó la pavorosa huida de Evo Morales, dejando un vacío de poder y ante el abandono de funciones que realizó este señor. Por lo que ahora son objeto de persecución jurídico penal, con encarcelamiento, prisión, con signos de venganza contra estas instituciones de la Patria.
En los hechos y realidad, han convertido al Órgano Judicial en un ministerio más del Órgano Ejecutivo; pues sólo les falta a los magistrados jueces asistir a las reuniones del Gabinete ministerial del presidente Luis Arce Catacora. La oposición parlamentaria y numerosas instituciones han pedido la restructuración del Órgano Judicial, pero sin eco alguno al principio; fue el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que en su informe objetó a la Justicia boliviana y sugirió su restructuración, hecho que obligó al Ejecutivo a pronunciarse al respecto, y fue el Ministro de Justicia que planteó 6 misiones, las mismas que fueron observadas y rechazadas por los verdaderos entendidos en la materia.
Muchos opinan que el mal de la Justicia nació con la nueva Constitución Política de Estado que determinó la elección de los magistrados jueces mediante el “voto popular”, modalidad en la que los candidatos son escogidos en el Órgano Legislativo. En este tipo de elecciones deberían estar combinadas las virtudes “teóricas”, virtudes “prácticas” y virtudes “éticas”; pero, lamentablemente, en esta selección han estado solo las virtudes políticas, sumidas en el partido político del Gobierno.
Ahora bien, dejando a un lado el sentimiento y entrando en la realidad, sabemos que los gobiernos autocráticos dictatoriales modernos, impulsores del Socialismo del Siglo XXI, se mantienen por décadas a través del uso de la Justicia, sometida a su mandato; Justicia que tiene como misión la de perseguir, someter y encarcelar a las personas que el Gobierno señala. Al respecto, los ejemplos son visibles, como el castrismo cubano, que viene a ser mentor de Nicolás Maduro en Venezuela, personaje que no soporta oposición alguna; Daniel Ortega en Nicaragua, convertido en un catedrático en el tema, manda a la cárcel a todo aquel que se postule como candidato contra él, en las elecciones que se avecinan en ese país.
Imitando a éstos, en Bolivia el Gobierno de Arce Catacora tiene incontables presos políticos, perseguidos y otros exiliados. El pedido generalizado de los bolivianos y la sugerencia del GIEI de restructurar la Justicia y lograr la independencia del Poder Judicial frente al Poder Ejecutivo viene a ser una ficción; pues de producirse, sería quebrar el brazo que sostiene al Estado. A través de la Justicia en sus manos, limpian las protestas del pueblo, barren con la oposición política a través de los fiscales, quienes señalan el supuesto delito y los jueces ordenan el encarcelamiento. Esta labor la realizaban los verdugos en el Siglo XIX, quienes por lo menos cubrían su rostro para no ser reconocidos. En los hechos y realidad, el actual Gobierno del Movimiento al Socialismo siempre va a dar largas al asunto, mareando la perdiz, como con las propuestas del Ministro de Justicia, y el ingenuo boliviano sigue pidiendo un imposible. Retrotrayéndonos a la historia del pasado Siglo XX, quién sería el ingenuo que le pida a Hitler que restructure la SS o la GESTAPO, o pedir a la Unión Soviética que restructure la KGB.

Rafael G. Julio Quiroga, Abogado.

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