jueves, mayo 2, 2024
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Dar prioridad a otro bono

Los pobres resultaron más pobres en pandemia. Muchos empresarios se vieron afectados en sus actividades. Pero quienes detentaron el Poder, en el período de emergencia sanitaria, medraron, lícita o ilícitamente. Lo hicieron en nombre de la vida, la salud y el bienestar. Nadie, que sepamos, ha renunciado, en la administración pública, a sustanciosos haberes mensuales, por solidaridad con quienes padecían de Covid-19. Esa es la situación que se ha visto, desde marzo de 2020 a la fecha.
En consecuencia: la pobreza se ha profundizado. El Bono contra el Hambre fue, en su momento, un alivio para sobrevivir. De 1.000 bolivianos fue la única asistencia económica, distribuida a personas necesitadas, durante el gobierno actual. El beneficio llegó a cuatro millones de personas, mayores de 18 años de edad. Se hizo efectivo con créditos de organismos financieros internacionales, por un monto aproximado de 600 millones de dólares. Se dijo que ello dinamizaría la economía interna. “Este bono que empezamos a pagar ahora a la gente necesitada es una de las medidas que requería el país. Uno de los elementos centrales de reactivación”, señaló, a principios de diciembre pasado, el presidente de la República.
Transcurridos más o menos ocho meses de aquello, podemos referirnos a otra realidad. Lo bueno es que los precios de hidrocarburos y minerales se han recuperado en mercados internacionales. Es saludable para la economía del país. Se ve algo de luz al final del túnel. Asimismo, se obtuvo una significativa recaudación por el impuesto a las grandes fortunas. Además, la vacuna contra el Covid-19 llega a cubrir, con ciertos retrasos, a importantes sectores de la población, cuyo éxito redundará en el retorno a la normalidad en las actividades. Vivimos una nueva etapa, luego que el virus, de origen chino, paralizara la producción nacional.
En ese marco se debería dar prioridad a la creación de otro bono, para ayudar a personas de escasos recursos económicos. Obviamente que no será una solución al problema de fondo: la pobreza. Tampoco será una limosna. Pero les daría, por lo menos, un poco de tranquilidad, en medio de tanta zozobra e incertidumbre, provocada por la pandemia, en la región y el mundo. Los pobres se han multiplicado y sus necesidades se tornan inalcanzables. Se suma a esta realidad la crisis económica y la escasez de empleo, que no presagian un futuro halagüeño. Otra cosa es que se haya reducido el desempleo en teoría.
Quienes perciben jugosos haberes, como servidores públicos, técnicos, asesores de diferentes portafolios de Estado u otros, no sienten esa situación. Sus billeteras están llenas de billetes. En la mente de éstos bulle la idea de medrar a como dé lugar.
En la anterior gestión, cuando el coronavirus pretendía devastar a la ciudadanía boliviana y cuando aún no se había inventado el antídoto respectivo, se entregó varios bonos, con recursos de las arcas del Estado, pese a la adversidad económica. Entregas que permitieron sobrevivir a mucha gente, bajo una rígida cuarentena, medida que fue asumida para evitar la propagación de dicho mal.
En suma: se debería dar prioridad a la creación de otro bono, para ayudar a la gente que sufre por la pandemia…

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