sábado, mayo 18, 2024
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Divergencias y odios entre políticos deben terminar

En la población hay la sensación de que muchos de los militantes de la política partidista han olvidado lo que siempre se supone: tienen o deben tener vocación de amor y servicio al país. Esos grupos han sido conformados con la finalidad de alcanzar el poder con miras a servir a la nación, ya que los intereses del país están por encima de sus ambiciones y preocupaciones de política partidista. Pero casi siempre ocurre lo contrario y todo muestra que, en los procedimientos, demuestran como si fuesen rivales irreconciliables, contrarios a todo y en todo, porque no hay coincidencias o paralelismos entre ellos, no demuestran una vocación de amor y servicio. La población es consciente de estas situaciones y por ello pierde confianza y no deposita muchas esperanzas en que los políticos partidistas puedan ser convenientes y eficientes en caso de arribar al poder.
Las conductas del diario vivir demuestran cuán poco de civilizados tienen los partidos, porque sus militantes demuestran posiciones contrarias entre sí, como si estuviesen en pugna y competencia por alcanzar algún beneficio personal, de sus jefes o del partido. Y que con poder o sin él en el mando de la nación, no es más que medio o instrumento o, peor, depósito de dádivas para reparto festivo entre políticos y sus adherentes.
Se debería entender que todos los partidos son conformados o están imbuidos por la misma vocación e intenciones, conscientes de que la política está –debe estar– al servicio del país y su pueblo y no que se trata de enemistades reconciliadas circunstancialmente; que los propósitos e intenciones son similares y que todos son poseedores de los mismos propósitos. Las conductas muestran, casi siempre, posiciones contrarias, así estén en las mismas líneas ideológicas y programáticas, porque hay puntos de unidad, armonía y concordia; pero no ocurre así por las pruebas de fricción y diferencias abismales que muestran, así sea por temas baladíes, que nada tienen que ver con los intereses nacionales.
Es importante que los políticos que tengan conciencia de país, examinen su conducta y comprendan cuáles deben ser sus comportamientos entre quienes tienen similares ideologías e intenciones con el pueblo. Lo deben hacer imbuidos del principio de que no están para librar luchas intestinas entre ellos, a costa de la credibilidad e inocencia del pueblo que, muchas veces, les cree lo que no será posible y estaría fuera de programas partidarios que deben tener como premisa el servicio y amor al país. Los de extrema izquierda han demostrado tener propósitos no siempre acordes con el bien común y generalmente contrarios a los intereses generales del pueblo, porque ellos buscan la imposición o restablecimiento de corrientes materialistas favorables al comunismo internacional. Pero lo importante es que todos los que tienen por principio el bien supremo de la nación, deben actuar en consonancia y consecuencia con todo lo que sea de conveniencia para el pueblo.

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