La falta de aceite, el elevado precio de la carne y el incremento ahora de las hortalizas y verduras muestran un escenario que afecta a las familias más vulnerables y a la población en general. Bolivia va quedando a la zaga en producción y uso de herramientas tecnológicas.
Según cifras oficiales, con 17 variedades de trigo liberadas por el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal de Bolivia (Iniaf), se elevó la producción de 1,4 a 2,5 toneladas del grano por hectárea (t/ha). Lo mismo pasó con 17 variedades de maíz, con las que el rendimiento por hectárea creció de 2,5 a 4 toneladas.