Inútiles 50 años contra la cocaína

Desde hace aproximadamente cincuenta años, las incautaciones de cocaína en Bolivia eran eventuales, no pasaban de unos cuantos gramos o kilos, no obstante que eran motivo de escándalo y se movilizaban fuerzas oficiales y comenzaban campañas de concientización sobre dicho problema.
Al contrario, al presente casi en cada semana las fuerzas de represión contra el narcotráfico hacen saber que han incautado ya no unos kilos de cocaína, sino que suman hasta veinte toneladas en los últimos dos o tres años, sin que el delito cause mayores comentarios y las autoridades no reaccionen en la proporción que se espera ante semejantes descubrimientos y decomisos de droga.
Para controlar o evitar esa ola de tráfico de cocaína se ha gastado en los últimos años millones de dólares, se movilizó fuerzas policiales y militares para luchar contra los narcotraficantes, se ha firmado convenios internacionales y se ha hecho las más grandes promesas para apresar a los responsables. Sin embargo, en vez de que se obtenga éxitos, lo que ha ocurrido es que aumente el problema en forma geométrica y con velocidad increíble, al extremo de que ha sobrepasado los esfuerzos de las autoridades locales y nacionales.
Es fácil concluir que, si continúa ese crecimiento del tráfico del derivado de la coca, con la misma velocidad y ritmo, las consecuencias serán cada vez más funestas. En esa forma, todos los esfuerzos, por grandes que fuesen, van a terminar en un enorme cero y Bolivia seguirá siendo gran proveedor de droga y las exportaciones clandestinas de ese producto ilícito seguirán subiendo, aunque de vez en cuando se descubra una que otra fábrica de cocaína y se confisque coca procesada, precursores y algo de dinero, pero no a los “peces gordos” de tal actividad dañina para la salud.
El asunto es por demás trillado y, por supuesto, la preocupación pública y oficial aumenta y se siguen lanzando campañas cada vez más enérgicas, pero sin que den los resultados anhelados. Al respecto, ya cansados de oír la misma letanía, es necesario preguntarse por qué cuanto más se combate a dicha actividad ilegal, más aumenta la producción y exportación de la droga y todos los esfuerzos resultan inútiles, ¿cuál sería la solución definitiva?
En ese sentido, se observa que cuanto más se reprime al narcotráfico, hay más producción de drogas. Las causas de ese problema serían muchas, según expertos en el asunto. Se dice que el consumo sería el origen del problema, que no hay suficiente interés oficial para disminuir los cultivos de coca o luchar contra las mafias y otras muchas, pero, finalmente, parece que las causas serían otras, más lejanas y que hay que empezar de nuevo. ¿Y el remedio?, hasta ahora no se lo conoce.