El Papa Francisco recordó que este 1 de marzo se cumplen 25 años de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersona y lamentó que estas armas que matan cada año a unas 2.000 personas, sigan activas «incluso muchos años después» del fin de un conflicto, con especial impacto en «civiles inocentes».
«El 1 de marzo se cumplen 25 años de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersona, que siguen golpeando a civiles inocentes, especialmente a niños, incluso muchos años después del fin de las hostilidades», señaló Francisco, que presidió la audiencia general de ayer con normalidad tras haber suspendido días antes los compromisos de su agenda debido a un problema de salud.
«Expreso mi cercanía a las numerosas víctimas de estos arteros artefactos, que nos recuerdan la dramática crueldad de las guerras y el precio que las poblaciones civiles se ven obligadas a sufrir», señaló el pontífice.
El Papa también agradeció la labor de todos los que ofrecen «su contribución para asistir a las víctimas y limpiar las zonas contaminadas». En 1997, se firmó el Tratado de Ottawa que prohibió la adquisición, la producción, el almacenamiento y la utilización de minas antipersona que al día de hoy solo fue ratificado por 40 Estados.
NO LEE LA CATEQUESIS
POR SU RESFRIADO
Francisco, de 87 años, no logró leer la catequesis, que en su lugar pronunció monseñor Filippo Ciampanelli, de la Secretaría de Estado y se excusó ante los fieles asegurando que «todavía» estaba un poco resfriado. Además, llegó al aula Pablo VI del Vaticano sentado en su silla de ruedas.
Antes de la audiencia general, el Papa recibió a los miembros del Sínodo de los Obispos de la Iglesia Patriarcal de Cilicia de los Armenios, pero el texto preparado también fue leído por monseñor Ciampanelli.
Además de denunciar los efectos de las minas antipersona, el Papa también tomó la palabra para mostrar su cercanía con «los pueblos que sufren a causa de la guerra» como «Ucrania, Palestina, Israel y tantos otros».
Por otro lado, solicitó oraciones por las víctimas de los recientes atentados contra lugares de culto en referencia a los sendos atentados en Burkina Faso contra una iglesia católica y una mezquita. El pontífice también se refirió a la convulsa situación en Haití donde continúan los crímenes y los secuestros de las bandas armadas.
El estado de salud del Pontífice no hizo posible que el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, y la Comisión Isabel la Católica, saludaron a Francisco tras la audiencia general. Su intención era solicitar al Pontífice que impulsara la beatificación de la soberana española. (Europa Press)