martes, abril 23, 2024
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Sugieren que el asma protege contra el agravamiento del COVID-19

Mónica Tarantino

 

Desde el comienzo de la pandemia en el año 2020 se viene especulando que el asma podría contribuir al agravamiento y la letalidad del COVID-19. Pero los resultados del mayor estudio hasta ahora realizado con pacientes que debieron hospitalizarse en la red nacional de salud pública de Brasil (conocida como SUS, las siglas de Sistema Único de Salud) por causa de los síntomas clínicos más graves del COVID-19, publicados en la revista Frontiers in Medicine, sugieren exactamente lo contrario. Además de no empeorar el cuadro, el asma puede cumplir un papel protector contra la infección ocasionada por el SARS-CoV-2.

“Pese a que desarrollan más síntomas clínicos, los pacientes con asma fueron menos propensos a morir de COVID-19 en comparación con las personas sin asma”, afirma uno de los autores del trabajo, el biólogo y doctor en ciencias de la salud Fernando Augusto Lima Marson, de la Universidade Sao Francisco (USF), con sede en la localidad de Bragança Paulista, en el estado de Sao Paulo, Brasil. Para arribar a esta conclusión, el grupo conformado por cinco investigadores evaluó los registros clínicos y demográficos de 1.129.838 pacientes hospitalizados con COVID-19. De dicho total, 43.245 (el 3,8 %) eran pacientes con asma, una prevalencia baja que ya había sido apuntada en estudios anteriores. Entre los enfermos que requirieron soporte ventilatorio invasivo, por ejemplo, se verificó la muerte del 74,7 % de los pacientes con asma, mientras que el porcentaje de muertes entre los pacientes sin asma fue del 78 %. En el grupo que necesitó soporte ventilatorio no invasivo, fue un 20 % de los pacientes con asma fallecidos ante un 23,5 % entre los pacientes sin asma. Entre los que no requirieron soporte ventilatorio se registró el fallecimiento del 11,2 % de los pacientes con asma. En tanto, el porcentaje de decesos entre los pacientes sin asma en la misma situación fue del 15,8 %. Toda esta información se obtuvo en el banco de datos OpenDataSUS.

La hipótesis de los investigadores indica que las especificidades de la respuesta inmune al asma que da el organismo crean un escenario desfavorable a la escalada inflamatoria asociada a la forma más grave del COVID-19. La persona con asma exhibe una baja producción de citoquinas inflamatorias, proteínas que elevan la capacidad del cuerpo de destruir células tumorales, virus y bacterias (los interferones, por ejemplo). Esto estimula una respuesta inmune mediada por células de defensa (linfocitos) TCD4+Th2, en detrimento del subtipo Th1.

“La predominancia de la respuesta Th2 es beneficiosa porque puede regular y disminuir el impacto de la fase tardía de la hiperinflamación, que es un punto crítico en las infecciones respiratorias graves”, explica Lima Marson, quien coordina el Laboratorio de Biología Celular y Molecular de la USF. El investigador también es el responsable de las tesinas de conclusión de carreras en la USF, donde todos los alumnos de posgrado cuentan con becas del 100 %.

De acuerdo con la investigación, que contó con financiación de la FAPESP, el asma le causaría también otras dificultades al SARS-CoV-2. La inflamación crónica de los alvéolos pulmonares de las personas con asma disminuye la cantidad de receptores ACE-2 (las siglas en inglés de “enzima convertidora de angiotensina 2”), una proteína presente en la superficie de diversas células del cuerpo, incluso en las del epitelio del sistema respiratorio. El virus del COVID-19 se vale de esta para penetrar en el interior de las células, en donde se multiplica.

“La menor producción de citoquinas inflamatorias y la menor cantidad de receptores del virus redundan en menores probabilidades de padecer una infección grave”, afirma Lima Marson. Cantidades mayores de eosinófilos [glóbulos blancos] presentes en la sangre de personas con asma igualmente desfavorecerían el surgimiento del COVID-19 grave. Para los investigadores, el impacto de todas estas circunstancias ayuda a entender por qué, aunque el asma afecta al 10 % de la población, los pacientes que padecían esta enfermedad sumaban tan solo el 3,8 % entre los pacientes diagnosticados con COVID-19 y tratados en el SUS.

 

HAY QUE SEGUIR INVESTIGANDO

A juicio de Lima Marson, el tamaño de la muestra analizada marca la diferencia y puede diluir algunos sesgos. “Para hacerse una idea: en la misma época en que se llevó a cabo nuestro estudio, en un trabajo realizado en Estados Unidos que comprendió un seguimiento de entre 300 y 400 pacientes se arribó a la conclusión de que el asma constituía un factor de riesgo”, comenta.

El investigador afirma a su vez que el estudio de la USF puede contener algunos datos erróneos por causa de la naturaleza de la información analizada. “Nuestro estudio se basó en datos recabados por una agencia gubernamental. Aun cuando nos hayamos acercado al escenario real de Brasil en lo que concierne a la respuesta del COVID-19 con relación al asma, mediante la inclusión de muchos pacientes, el banco de datos tiene todavía sus limitaciones. Carece de la descripción de las pruebas de laboratorio que podrían confirmar el diagnóstico de asma, por ejemplo”, dice Lima Marson.

En los planes del grupo de la USF se encuentran la realización de un nuevo análisis y la recolección de datos con un universo de probablemente 4 millones de personas hospitalizadas después de la infección con el SARS-CoV-2. “Trabajaremos con un banco más robusto y nos enfocaremos nuevamente en el desenlace, pero también en la influencia de la vacuna contra el virus”, adelanta el investigador.

El estudio publicado en la revista Frontiers in Medicine generó sus derivados. Un grupo de científicos de datos pretende verificar las tasas de incidencia del COVID-19 en personas con asma en nueve municipios de la zona en donde se ubica la USF, en el interior paulista. Y desde Portugal llegó una invitación de la Universidad de Lisboa para entablar una colaboración con la mira puesta en verificar la incidencia de la infección en personas con fibrosis quística. “Esta enfermedad provoca alteraciones fisiológicas parecidas a las del asma y mucho moco en los pulmones, lo que podría dificultar la entrada del virus en las células”, sostiene Lima Marson… (Agencia FAPESP).

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