El productor Jeff Katz comenta que la posibilidad de contar una historia sobre exorcismos desde la óptica del Vaticano- “los enredos, las intrigas y la conspiración”, dice- confiere a la cinta frescura e incluso un aire innovador. “La gente comparte un interés muy natural por las sociedades sectarias, y por los Estados nación tan poderosos como el mismo Vaticano”, prosigue. “Todo mundo sospecha de nuestras instituciones y de los entresijos del poder. Esto torna altamente seductor a un personaje como Amorth, un rebelde en este contexto”.
Basándose en las historias de Amorth, los productores se acercaron al guionista para pantalla Michael Petroni con el fin de confeccionar una narrativa original.
“Fue sencillo contactarle”, dice Kaczmarek. “Él comprendía bien este universo, así como el lenguaje que los exorcistas comparten. Hizo una labor grandiosa incorporando plegarias auténticas en latín, extraídas del libro que los exorcistas católicos implementan como herramienta laboral. Esto le confirió un elevado nivel de autenticidad a nuestro guion”.
Kaczmarek indica asimismo que el guionista para pantalla redactó un guion verdaderamente escalofriante, una historia que va más allá de los sustos efectistas. “Quisimos explorar las motivaciones del demonio en lo referente a sus embestidas contra este niño y su familia. ¿Tiene acaso un plan a largo plazo?”, explica. “Esto mismo requería que nuestro personaje realizara una investigación muy seria y que develara una historia secreta, a través de la cual logró hallar conexiones entre las distintas apariciones previas de dicho demonio”.
En la cinta, el Padre Amorth y su socio, el Padre Esquibel, interpretado por Daniel Zovatto, investigan una posesión en la Abadía de San Sebastián, en Castilla, España. Una joven familia ha decidido comenzar desde cero y renovar la vetusta propiedad. “En la cinta, la abadía goza de una longeva conexión con la Iglesia católica; ciertas cosas ocurrieron ahí alguna vez, pero ahora han sido desenterradas”, dice Crowe. “Estos eventos ocurrieron durante una de las épocas más sombrías de la propia Iglesia, cuando los castigos eran distribuidos entre aquellas personas que no estaban a la altura de sus creencias. Todos pensamos que ésta era una espléndida manera de escarbar profundamente en la historia de España”.
Los realizadores desarrollaron la historia implementando la noción bíblica de los ángeles caídos. “Una de las premisas esenciales de la cinta ha sido tomada de una descripción bíblica que nos habla tanto de Lucifer como de los ángeles caídos”, dice Crowe. “De la manera como cayeron a la Tierra y fueron encerrados en lo más profundo de este mundo… ¿Se habrán ido? Esto se transforma en un tema subyacente y de envergadura conforme la cinta avanza, específicamente en el momento en el que los sacerdotes descubren todos los elementos que deben confrontar”.
Sumándose a los realizadores tenemos al Productor Ejecutivo Edward Siebert, S.J., un cura jesuita y fundador de Loyola Productions. En ambos roles, comenta, su meta consistió en “contar historias importantes. Historias capaces de entretener, informar e inspirar”.
Esto fue lo que le condujo a El Exorcista del Papa. “Las historias sobre el bien contra el mal son tan antiguas como el tiempo mismo”, señala. “Pero el papel tan particular de Amorth en el plano de la lucha contra el mal constituye una historia importante, algo que vale la pena contar. Como cineasta y sacerdote jesuita, me encontraba en un lugar privilegiado, que me permitía adquirir los derechos de la historia de este cura y así contribuir a moldear el proyecto”.
Por supuesto que El Exorcista del Papa es distinta a las películas que suelen crearse con un público creyente en mente. “El público actual es inteligente, por ello sabe hallar significados en el entretenimiento popular, más allá de los contenidos basados en la fe”, explica. “Nuestra cinta refleja algunos de los aspectos más desafiantes de la fe. Cuando arrojamos luz sobre el pecado y el mal, estos elementos reflejan de vuelta el dolor del pasado y del presente. Los demonios de la cinta pueden parecer extremos y exagerados, pero los movimientos perturbadores y maliciosos en nuestro interior podrían tomarnos como rehenes. Siempre he creído que el poder de la plegaria, la capacidad de nombrar a cada demonio, el perdón de los pecados y la conquista del mal son puntos nodales de la fe. Cada historia que termina con la derrota del enemigo es, asimismo, una historia acerca de la esperanza”.