viernes, abril 19, 2024
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Pobreza y bonanza

Los gobiernos de turno, tanto en dictadura como en democracia, siempre afirmaron que trabajarían a favor de los pobres, grande sector de la población urbana y rural. De quienes fueron postergados, en sus aspiraciones de mejores días. Que no tenían casa propia ni empleo digno y seguro. Que no tenían la posibilidad de llenar la canasta familiar, ni acceso a los servicios médicos del área pública. Menos a los centros privados, cuyos costos son elevados.
Infelizmente no lo hicieron ni cuando los precios del petróleo y el estaño se elevaron en mercados internacionales, en los años 70 del siglo pasado. Ello significaba una valiosa inyección, por concepto de exportación, para el Tesoro General. Pero no incidió en el bienestar ni prosperidad nacional. “Los ingresos por concepto de exportaciones de petróleo entre 1973 y 1978 alcanzaron un total de 546, 5 millones de dólares” (1). Bolivia contaba, en esa época, con 4.613.419 habitantes, según el Censo de 1976.
Tampoco lo hicieron cuando el boom gasífero generó una bonanza jamás vista antes en la historia económica nacional. El Estado percibía ingentes montos de billetes verdes, por la venta del energético a la Argentina y el Brasil. Se hablaba, por lo mismo, del “milagro boliviano”. Con esos recursos el país tuvo numerosas canchas de fibra sintética. Además de otras obras, denominadas elefantes blancos. “La primera causa del gran auge económico estuvo en el extraordinario incremento de precios de los commodities entre 2003 y 2014. Esto le permitió a Morales tener un presupuesto cuatro veces mayor al de la era neoliberal de los 90” (2), se indicó. La población boliviana era de 8.274.325 habitantes.
Despertaron falsas expectativas e ilusionaron a incautos, con demagógicas posturas ideológicas. De los dichos a los hechos, hubo un vacío enorme. Lo prometido jamás se cumplió, prueba de ello es la pobreza reinante. A raíz de ello surgió el desencanto ciudadano y perdieron toda credibilidad quienes decían ser políticos de carrera.
La pobreza es un lastre, que se arrastra desde siempre. Pero poco hicieron aquellos, en tiempos de las vacas gordas, para extirparla. Han estado enfrascados siempre en pugnas internas, descuidando ese rubro social, tan sensible. Priorizaron la actividad política, en dictadura y democracia, para perpetuarse en el Poder. Pisotearon, inclusive, las reglas del juego electoral. De ahí que surgieron las acusaciones de fraude electoral.
Nadie quiso dar un paso al costado, por servicio de la Patria. Nadie quiso asumir una actitud de desprendimiento por el bien común. Entre tanto la pobreza golpeaba a las personas necesitadas. Estamos en las mismas de siempre.
En suma: habría que trabajar con más ahínco por los pobres.

NOTAS
(1) “El Ajuste Invisible – Los Efectos de la Crisis Económica en las Mujeres Pobres”. Talleres de Editorial Gente Nueva, Colombia, abril 1989. Pág. 61.
(2) “Cuentas sin saldar”. EL DIARIO, La Paz-–Bolivia, 15 de noviembre de 2019.

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