martes, abril 16, 2024
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El síndrome sanitario

Francisco Muñoz García

Constantemente saltan a los medios de comunicación los temas de salud, porque la Medicina es una ciencia humana en permanente evolución y siempre de actualidad, al estar influenciada por factores muy diversos: éticos, políticos, económicos, laborales, sociológicos, culturales…
Cara y cruz, avances y retrocesos de una profesión que toma carta de naturaleza en el año 400 a. de C.
El capítulo de avances es muy amplio: trasplante de órganos, fecundación in vitro, mejoras en el diagnóstico y tratamiento del cáncer, dominio de las enfermedades infecciosas, ingeniería genética; y avances importantes en medicina preventiva, inmunología, higiene, nutrición… etc. Todos ellos nos conducen a una mayor y mejor expectativa de vida. Éstas son, a grandes rasgos, las noticias que con relativa frecuencia ocupan las primeras páginas de los periódicos y espacios importantes de los informativos de radio y televisión.
En el capítulo de retrocesos, paralelamente al aumento del nivel de vida, aumentan las enfermedades de la civilización: enfermedades cardiovasculares, consumo de alcohol y drogas y sus funestas secuelas, sedentarismo, obesidad o sobrepeso… responsables del aumento de los índices de mortalidad.
Y junto a los avances y retrocesos, otra cuestión: la incertidumbre del hasta dónde se puede llegar en este espectacular avance de la ciencia y las nuevas tecnologías. Y el temor constante de si al final no conseguirán los avances tecnológicos deshumanizar a las personas.
En medio de este clima de sensacionalismo está la Medicina de cada día, la menos espectacular pero no por ello menos necesaria. La que debería ser ejercida tanto en el consultorio como en el hospital en un clima de sosiego y libertad, bajo la tutela y responsabilidad exclusiva del médico, sin injerencias o imposiciones inútiles; disponiendo en cada caso de los medios y el tiempo necesario y a dónde los pacientes puedan acudir sin demoras.
La excesiva intervención de los Gobiernos (central o autonómico en España) que supere los límites del necesario control del gasto y la calidad de la asistencia, las legislaciones erróneas o tardías y las promesas incumplidas no contribuyen en absoluto a mejorar los resultados de la atención médica. No crean entre los profesionales el necesario clima de serenidad, entrega y estímulo para avanzar y ser más eficaces. Por el contrario, surge el desánimo, se generalizan las quejas de médicos y enfermos y al final hace acto de presencia la confusión, la crítica y la desconfianza.
Son síntomas preocupantes, que forman parte de ese «Síndrome Sanitario» que estamos padeciendo todos. De etiología compleja y tendencia a la cronicidad, que urge resolver con sentido común; para que el médico, cotidiano espectador del drama de la vida (dolor, enfermedad y muerte) y mermada o anulada su capacidad crítica y vocacional, no corra también el riesgo de perder la ilusión, atosigado por la rutina y la rigidez burocrática.
A pesar de todo, en España tenemos un Sistema de Salud del que debemos estar orgullosos y que hemos de cuidar –todos– haciendo un uso racional del mismo. Lo que ocurre es que el Sistema ahora está afectado por un Síndrome de etiología multifactorial que afortunadamente tiene tratamiento. Pero la terapia tiene que ser urgente e intensiva en una primera fase, para después mantenerla en el tiempo hasta conseguir lo más próximo a la excelencia asistencial.

El Dr. Francisco Muñoz García es pediatra jubilado.
medicosypacientes.com

 

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