viernes, marzo 29, 2024
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¿Festejos cuando hay más odio y desunión en el país?

Las autoridades han recordado a la población que el 22 de enero se recuerda un ascenso al poder por el partido Movimiento al Socialismo y que por ello se ha dispuesto que sea “feriado nacional”; es decir, “día festivo”. Para la población no puede haber días festivos cuando se recuerda días en que se dispuso la implantación de más división, cuando por decisión del jefe masista se implantó rencores y más odio en la población, cuando prácticamente parecían quedar en el olvido acercamientos en la familia boliviana, que necesita comprensión entre sus integrantes y actuar unidos en aras de mejores días para la nación. En consecuencia, ¿de qué festejos se puede hablar cuando hubo días en que el luto y el dolor se hicieron parte de la vida de la población? Además, el temor a las autoridades tiende a acentuarse por las políticas implantadas por el MAS, que no sabe otra cosa que avivar el odio entre clases, por sus posiciones antagónicas.
Amenazas, resentimientos, odios, diferencias de clases y posiciones cada vez más divididas son observados en la situación actual. De qué unidad puede hablar el Presidente de la República, que parece estar empeñado en que solo tenga vigencia su partido. ¿De qué unidad nacional se puede hacer ostentación cuando hay miedos diseminados en todo el país? ¿De qué factores de unidad y producción en las áreas rurales se habla cuando hay muchas personas que se quejan por las actitudes de unas contra otras? Cuando muchos viven postergados y son contrarios porque los poderes gubernamentales están muy lejos de cumplir deberes para producir en el campo y garantizar el trabajo en las ciudades.
En comparación con situaciones de hace cuarenta o cincuenta años, cuando había temor o susceptibilidad por posibles golpes de Estado, ahora hay una relativa tranquilidad porque la población tiene conciencia de que amenazas de golpe y otros extremos han desaparecido. Y es que la población es contraria a extremismos de izquierdas o derechas recalcitrantes que tanto daño han causado en el país.
Se necesita paz y concordia, comprensión entre todos, trabajo cohesionado y productivo, solidaridad. Sin embargo, se nota que no van en ese sentido las conductas de las autoridades, ya que al parecer prefieren la imposición. El presidente Arce se muestra poco conciliador y parece estar a la defensiva, aunque no se vislumbra peligros que vayan a surgir en algún sector de la población. Es, pues, el Primer Mandatario quien debe asumir papeles conciliadores y no mostrarse ríspido y temeroso ante golpes imaginarios. Él tendría que sentirse seguro y conciliador; además, cuando se refiera a golpe de Estado o tiene seguridad de complot debe demostrarlo con pruebas y desestimar los comentarios que le “calientan la cabeza”, sin dejarlo trabajar.

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