Experiencias deben servir para el futuro

Acertadamente se afirma que las experiencias deben servir para mejorar las condiciones de vida. Se dice que lo ocurrido es “libro abierto” para evitar yerros y que lo bien hecho debe ser perfeccionado. Sin embargo, es preciso sostener que no siempre se acierta en las correcciones de errores, simplemente debido a precipitaciones y falta de tino en la formulación de nuevos planes. Y es aquí donde la prudencia tiene que ser constante en lo que se haga, para evitar nuevas dificultades.
Lo vivido debe ser tomado en cuenta para no equivocarse al elegir caminos. Es importante que los emprendedores se esfuercen para que en el futuro no sean cometidos nuevos errores que luego ocasionen situaciones anómalas contrarias a los propósitos buscados.
El tiempo transcurrido y las lecciones vividas deben ser considerados para mejorar todo lo hecho. De otro modo, los ejemplos que son dejados a los más jóvenes no servirán, especialmente cuando lo pasado ocasionó grandes perjuicios y sus reparaciones implican elevados costos.
Es importante que, dadas las vivencias pasadas, las poblaciones se acomoden a nuevas condiciones de vida, en las que pueden presentarse dificultades y hasta enfermedades contagiosas que lastimen a niños y jóvenes, como ha ocurrido especialmente en países de Asia y África hasta hace dos años. Cualquier previsión que se adopte para cuidar a la población siempre será insuficiente y debe ser acompañada de cuidados por parte de medicina especializada, que es lo que, en su momento, han recomendado expertos en salud, cuando se presentan situaciones de contagio.
No caben descuidos de los que uno después tenga que arrepentirse; al contrario, lo que se haga será de beneficio también para adultos, especialmente de la tercera edad, siempre expuestos a contraer cualquier mal que altere su vida. El futuro puede ser muy duro, si no son tomadas las previsiones necesarias para evitar que males endémicos vuelvan a atacar a una población siempre propensa a contraerlos.