jueves, abril 25, 2024
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12 preguntas que debes formularte antes de casarte

Por: Susana Gutiérrez

El divorcio se ha extendido como una epidemia en nuestra sociedad. Algunos expertos aseguran que sólo un 25% de los matrimonios son verdaderamente felices. Lo cierto es que, a muchas, la frase “¿Quieres casarte conmigo?” las lleva a la cúspide de la felicidad. Y en un sinfín de ocasiones responden “Sí quiero”, sin detenerse a pensar lo que implica el compromiso matrimonial.
Al respecto, la psicóloga Valeria Sabater señala que el amor nunca es suficiente para que una relación funcione y menos para tener un matrimonio feliz. A pesar de que muchos se sienten muy unidos a su pareja cuando está cerca el matrimonio, a menudo evitan algunos temas, porque les resultan incómodos. Por lo que sugiere que, si sueñas con que tu matrimonio sea para toda la vida, sería bueno que reflexionaras un poco antes de correr al altar.

1. ¿Acepto sus debilidades y defectos?
Hay muchas que caen en el error de pensar que después de la boda van a poder moldear a su hombre a su gusto. La tarea es tan difícil que se hace prácticamente imposible. Tu pareja jamás cambiará a menos que él quiera. Si no te gusta cómo te trata y se comporta, quizás debas pensarlo dos veces antes de casarte con él.

2. ¿Te lo imaginas haciendo el papel de padre,
amante, compañero, etc?
Es cierto que todos vamos cambiando con el tiempo, y que nos ajustamos a las demandas de cualquier situación nueva. Sin embargo, sería bueno que trataras de imaginártelo en otros papeles que la vida matrimonial lo obligará a hacer en el futuro.

3. ¿Estás absolutamente convencida de que a
él le interesa satisfacer tus necesidades?
El verdadero amor no puede ser egoísta. Si tu pareja te quiere de veras, debe buscar hacerte feliz en la misa medida en que él desea hacerse feliz a sí mismo. Si estás convencida de que él se preocupa de todas tus necesidades, te sentirás lo suficientemente cómoda y segura para ocuparte de las de él. Entonces habrás logrado una agradable armonía.

4. ¿Estás dispuesta a renunciar a cosas que te gustan y hacer pequeños ajustes para satisfacer sus necesidades?
Muchas mujeres van al matrimonio con la idea de que su pareja, en cierta forma, va a ocupar el lugar en su vida que tenía su padre. Es decir, que van a tener alguien que las proteja, y que supla todas sus necesidades. Aunque te parezca extraño, los hombres también esperan que la mujer desempeñe algunas veces el rol de madre. Es imposible que tu matrimonio sea feliz a menos que estés dispuesta a entregarte, y a moldearte a sus necesidades.

5. ¿Has logrado
que él sea tu
mejor amigo?
Casi nadie le da la suficiente importancia a este punto. Sin embargo, si logras ser amiga de él, habrás creado la vía perfecta de comunicación. No olvides que con él vas a pasar la mayor parte de tu tiempo libre, y que debes sentirte cómoda y relajada a la hora de hacerle cualquier confidencia o pedirle algún consejo.

6. ¿Te atrae sexualmente?
Para que te realices plenamente como mujer, es imprescindible que tu pareja te satisfaga sexualmente. Eso no quiere decir que todos los demás hombres, como por arte de magia, vayan a dejar de llamarte la atención. Sin embargo, para evitar futuras infidelidades, él debe ser quien más te guste. No te autoengañes pensando que después de casada te irás acostumbrando a él, y que con el tiempo llegará a apasionarte.

7. ¿Tienes intereses en común y han
hecho planes juntos para el futuro?
Uno de los grandes placeres del matrimonio consiste en compartir experiencias y hacerse un porvenir juntos. Vamos a hablar francamente: Si te encanta el teatro, pero él lo detesta; y si a él le fascina ir a la piscina, pero tú prefieres ir de compras, puedes estar segura de que tendrán serios conflictos a la hora de decidir qué hacer. Peor aún, existe la posibilidad de que cada uno haga lo que le guste por su lado, y se vayan convirtiendo en dos islas extrañas.

8. ¿Te sientes cómoda cuando
compartes con sus amigos o visitas a su familia?
No lo discuto, vas a casarte con él, no con su familia. Sin embargo, si él es de los que le gusta pasar la vida visitando a su familia, y no resistes ni a su padre ni a su madre, y su hermana te parece la mujer más cursi del planeta, ¡Prepárate! Tendrás que acopiar paciencia para tolerar a tu familia postiza. Tampoco olvides que los amigos son el mejor reflejo de ciertos aspectos de nuestra personalidad (recuerda el refrán “dime con quién andas y te diré quién eres”). Si rechazas a sus amigos, en cierta forma, lo estarás rechazando a él.

9. ¿Te sientes cómoda contigo misma cuando
estás con él?
Sería un grave error que tuvieses que importar una personalidad que no es la tuya, para que tu pareja se sienta bien contigo. Una cosa es hacer algún ajuste para acoplarse, y otra dejar tú misma. Terminarás por olvidar quién eres y cuáles son tus verdaderos intereses, hasta llegar a llenarte de resentimientos contra él.

10. ¿Has tenido un noviazgo agradable?
Muchos de los conflictos que se presentan en el matrimonio aparecen esbozados en el noviazgo. Esta es la época de conocerse y de disfrutarse al máximo mutualmente. Si tú y tu novio son el perro y el gato, que no se ocurra casarte con él.

11. ¿Su concepto de la higiene es parecido al tuyo?
Te parecerá algo trivial, pero no lo es. Si él está acostumbrado a que su madre y sus hermanas sean sus criadas, te tocará a ti reemplazarlas. Muy sutilmente, debes hablar con él del asunto. Podrías decirle, por ejemplo: “Qué horror, el marido de mi prima no la ayuda en nada, lo único que sabe es desordenar”. Poco a poco, él se irá dando cuenta de que no toleras el desorden, y de que te espantan los hombres flojos. Recuerda que si piensas desarrollarte profesionalmente no podrás asumir todas las responsabilidades domésticas tú sola. Pon los puntos sobre las íes a tiempo.

12. ¿Estás dispuesta a aceptar la parte
que te corresponde para que la relación marche?
Una relación se hace entre dos. Si resulta un éxito, es un éxito compartido; si es un fracaso, también es un fracaso compartido. Quizás éste sea el punto más difícil de aceptar, porque casi todos preferimos culpar a la otra persona de todo lo que sale mal. Cuando surja una crisis en el matrimonio, es vital que trates de descubrir hasta qué punto influiste para que estallara. Tan pronto hayas aceptado tu parte de la culpa, haz algo positivo para corregir tu error. Una relación, por perfecta que sea, está sujeta a cambios constantes. Aprende a ajustarte.

SI LA RELACIÓN ES EXITOSA, EL ÉXITO ES COMPARTIDO, PERO SI RESULTA UN FRACASO,
TAMBIÉN ES UN FRACASO COMPARTIDO.
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