Proyecto libertario para Bolivia (III)

Después del fraude electoral y del golpe de Estado de 2019 patrocinado por la actual clase política, no cabe duda de que están dispuestos a incendiarlo todo con tal de tomar las instituciones del Estado. La raíz del problema es que carecen de principios ético-morales, ya que solo son fervientes defensores de la democracia cuando los resultados son a su favor. Toda protesta sin propuesta es echar más gasolina al fuego, por esta razón, para deshacernos de estos políticos mediocres, caudillistas y refundacionales, el proyecto libertario propone tres propuestas de reforma constitucional:
1) Reformular el voto en blanco.- ¿Y si los eternos perdedores (opositores) y los eternos fraudulentos (oficialismo) ya no puedan ser elegibles en procesos electorales? Limpiar el tablero y empezar desde cero podría ser posible. Este tipo de voto que actualmente tiene un efecto simbólico –ya que solo forma parte de las estadísticas–, debe pasar a tener un efecto jurídico, incorporándolo en las papeletas electorales con su propia casilla, convirtiéndose en una opción más a elegir; de ganar esta opción con al menos el 50% más uno, se deberá repetir las elecciones, estableciendo claramente la prohibición de volver a presentarse los mismos candidatos. Imaginemos a los políticos que jubilaríamos, eternos candidatos que viven de la política y no para la política.
2) Eliminar sindicatos y organizaciones sociales.- Los dirigentes sindicales son los nuevos oligarcas del país. Por un lado, el Pacto de Unidad y la Central Obrera Boliviana (COB) negocian su lealtad con las instancias del poder político a cambio de prebendas económicas y cargos políticos para ser parte de la estructura ejecutiva y legislativa. Estas afirmaciones están respaldadas por hechos concretos: regalos de automóviles, computadoras y sedes sociales valuadas en al menos 22 millones de bolivianos; y personajes como Rolando Borda, ejecutivo de la Central Obrera Departamental (COD) de Santa Cruz, denunciado por recibir un salario de Bs. 30.000 al mes sin trabajar, declarado en comisión sindical desde hace 20 años. Estas instituciones, oportunistas y chantajistas, se han convertido en el principal instrumento de campaña permanente del Gobierno.
Por otro lado, las plataformas ciudadanas, el Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) y los comités cívicos departamentales también son grupos de presión, se arrogan una falsa representatividad del pueblo, pues solo representan a sus propios intereses.
3) Limitar al Estado.- La Constitución Política del Estado reconoce aproximadamente 140 derechos. ¿Basta el reconocimiento de derechos para un desarrollo íntegro de la sociedad? Los frecuentes conflictos y protestas sociales nos dicen que no. Existe mucha frustración por causa de esta inflación de derechos, tenemos una lista enorme de derechos totalmente devaluados, que se han convertido en meras declaraciones.
Un Estado fuerte y eficaz no significa un Estado grande, llamar derecho humano a un bien o servicio no hace que la necesidad desaparezca. Nada es gratuito, hacerlo requiere quitar la propiedad o el trabajo a una persona con el objetivo de dárselo a otra.
Los cambios estructurales no podrían reducirse a lo dicho en este artículo, pero, sin duda, son instrumentos para combatir lo que Mario Vargas Llosa denomina como “la dictadura perfecta”, entendiéndola como la dominación y permanencia de un poder hegemónico, compuesto por un conjunto de partidos políticos que rotan dentro de las esferas de poder con tal de mantener el statu quo del sistema político-social. Por eso todo sigue igual a pesar del partido de gobierno que esté de turno, simplemente la corrupción cambia de manos.
Por estas razones, la conformación del proyecto libertario como organización política es necesaria para ser parte en las venideras elecciones, pero bajo una consigna muy clara: no se pedirá el voto para tomar el poder, sino para devolverlo a sus legítimos dueños, los ciudadanos.