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La República de Bolivia

Un día como hoy, 6 de agosto de 1825, en la ciudad de La Plata (hoy Sucre) se fundó la República de Bolívar, después Bolivia, luego de una denodada lucha por la libertad e independencia del reino de España, que costó sangre y dolor en los patriotas y sus familias que emprendieron esta heroica lucha.
Pese a que desde 1777, por disposición del Consejo de Indias, el Alto Perú dejó de estar bajo la jurisdicción del virreinato de Lima y pasó a depender del virreinato de Buenos Aires, por lo que luego de proclamar su independencia Argentina, el 25 de mayo de 1810, se organizó una Junta de Gobierno, que estuvo presidida por el potosino Cornelio Saavedra.
En 1811 Buenos Aires envió el primer ejército auxiliar argentino al Alto Perú, para también libertarlo, encomendando este ejército a José Castelli y Antonio Balcarce, que conmovió el espíritu revolucionario de los altoperuanos, que recomenzaron la tenaz lucha independentista, después de julio de 1809, cuando en la ciudad de Nuestra Señora de La Paz se instauró el primer gobierno libre de América. (Los varios ejércitos auxiliares argentinos fueron derrotados).
Si bien en algún momento se pensó en crear un reino conformado por los territorios latinoamericanos, independizados por la espada de Bolívar y otros próceres, se optó por el carácter republicano de los nuevos países independizados, pues la República es sinónimo de libertad y democracia, desde los tiempos de la vieja Roma, que antes de pasar a ser un imperio fue una república influida por el pensamiento griego de la democracia.
Ya Simón Bolívar expresó que los altoperuanos tenían un amor desenfrenado por la libertad, y ciertamente esa ha sido una nota del pensamiento de la gente de esta parte de América, por eso en la Asamblea convocada por el Mariscal Antonio José de Sucre en febrero de 1825, que se reunió en Chuquisaca con los delegados de los que fueran los distritos coloniales de Charcas, determinó proclamar la independencia no solo de España, sino del Perú y la Argentina, creando la República soberana e independiente de Bolívar.
Luego de la independencia, con excepción de la década del gobierno de Andrés de Santa Cruz, que fue de gloria y construcción de la nacionalidad boliviana, del gobierno de Isidoro Belzu a mediados del Siglo XIX, considerado el padre del “nacionalismo boliviano” y el primer redentor de las clases populares, el Siglo XIX fue de inestabilidad política, lo que nos llevó a perder los territorios del Litoral boliviano y del Acre.
Entramos al Siglo XX, con los gobiernos de dos décadas del Partido Liberal, que introdujo algunas reformas inspiradas en esta corriente de pensamiento, pero no tocó algunos problemas fundamentales que aquejaban al país, como el problema de los indígenas. Fue el régimen de la Revolución Nacional que en su etapa de plenitud, que comenzó en abril de 1952 (decimos de plenitud, porque ya antes en el gobierno de Villarroel se planteó el proyecto de la Revolución Nacional), se incorporó a los indígenas a la ciudadanía plena y tomó otras medidas revolucionarias que siguen vigentes en este tiempo.
Luego de la caída del cuarto gobierno del MNR en noviembre de 1964, entramos en el período de gobiernos militares hasta octubre de 1982, en el que se inicia el período democrático, con elecciones, libertades ciudadanas, alternancia en el poder, con luces y sombras, pero democrático al fin.
En enero de 2006 se inicia el período del régimen populista, de tinte socialista, que hace más de quince años nos gobierna, inspirado en el socialismo del Siglo XXI del Foro de San Pablo y Puebla, que ha dividido a los bolivianos y ha perdido una oportunidad histórica de “vacas gordas”, por los altos precios de las materias primas que exportamos, debido al despilfarro y elevado gasto de recursos, como se perdió antes otra, en 1942, cuando el presidente Enrique Peñaranda firmó un acuerdo con Estados Unidos, como aliado estratégico, para entregar, a precio de aliado, recursos naturales valiosos que requería esa potencia, entonces emergente, para la guerra, como la goma y minerales, cuando debió pedir industrializar el país, como lo hizo Brasil que a cambio del caucho y otras materias, industrializó el hierro.
Hoy estamos en la incertidumbre, con un gobierno que asumió su mandato, haciendo suyo el desgaste de los catorce años del gobierno de Evo Morales, cuando pudo inaugurar un nuevo período histórico, de unidad nacional, desarrollo y paz social.
Que este 6 de agosto nos lleve a la reflexión a los compatriotas bolivianos para superar los males que, como la pobreza y otros, nos agobian todavía.
Honor y Gloria a quienes con su lucha hicieron posible la existencia de nuestra amada patria.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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