martes, abril 16, 2024
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En el Día de la Patria

Cuando llega este día, se siente, en lo más íntimo, cuánto significa y cuán importante es para todos; sentimos que ella, como Patria o madre común de todos los bolivianos, es el regazo maternal que añoramos por creernos aún niños y que esperamos encontrar en nuestro largo caminar. La patria que amamos y creemos que por tenerla en los pensamientos da para buscar comprensión para tanto abandono en que, una mayoría de los bolivianos, la tenemos postergada, pospuesta, olvidada; pero sentida y dolida en nuestros corazones y que querríamos todo lo más grande, puro, digno y bello para ella que es la representación viva de cada uno y que, a su vez, representan cada pedazo del corazón maternal que se debe sentir: la madre común, como patria y remanso de nuestras inquietudes, casi siempre es causa y razón para tenerla en el pensamiento aunque, en la mayoría de los casos y cuanto más nos urge su presencia, hacemos un acopio general de una palabra aymara: Chakhataw, que, en buen español, sería: está perdida, no está…Claro, no está, se perdió porque dejamos de sentirla como si sólo tenerla signifique quererla.
Chakhataw, no puede ser permanente, porque si realmente amamos a nuestra familia, tenemos en el corazón y el alma a la esposa, a los hijos y a toda la familia, la tenemos y sentimos a ella, la Patria de la que fácilmente nos desligamos o separamos y que parecería sólo en ocasiones la tenemos presente.
Chakhataw no puede ni debe ser lo permanente, así como no lo es esta palabra expresada en aymara y que sólo nos sirve para mostrar –casi como curiosidad– la urgencia de tenerla presente y actuar con ella en la promesa de amarla seriamente, de trabajar y transitar con ella, sentirla que el ser boliviano no es sentimiento de unos cuantos sino que debe ser un sentir general y, como corolario, pedir, exigir que cada uno cumpla con sus deberes: que el gobierno gobierne y, renunciando a sus intereses y a los de su partido, entienda que Bolivia, por ser Patria y madre común de todos, merece trabajo, honradez, eficiencia, entrega, dedicación, renunciamiento a intereses y conveniencias; merece un amor sin mengua alguna y no un amor de conveniencias personales o de partido porque “el país puede porque tiene” como parece que así se siente y así se quiere obrar; un obrar que tiende a ser imitado o remedado por muchos porque no quieren (aduciendo no poder) cuando tienen la capacidad para encontrar caminos, normas, formas y disciplinas para cambiar, para trocar lo mal comportado y, en lo posible, reparar lo mal hecho, corregir lo mucho que habría para hacerlo y, cada día hacerlo perfecto en aras de ese amor que decimos sentir por ella como Patria de todos los días y no sólo de una fecha aniversario.
Los bolivianos, conscientemente sentimos y sabemos cuánto recibimos de Bolivia y cuán poco le damos; sabemos cuánto vivimos en el egoísmo y nos negamos a dar lo que buenamente podríamos dar no como desprendimiento sino como parte mínima de lo mucho que albergamos en el corazón, pero que sabemos podemos cambiarlo para hacerlo amor, entrega, dedicación y sentir que las esperanzas de lo bueno para ella, pueden estar cercanas, tan cerca cuanto está nuestro corazón de nuestro espíritu. Es, pues, unirnos para amar lo que es nuestro, amar y servir debe ser el propósito hecho realidades y que gobernantes y gobernados podríamos hacerlo efectivo con bendiciones para que todos, al unísono, recibamos lo que Dios puede prodigarnos a cada instante.

Que el Chakhataw (está perdido) sea siempre ya está, lo encontramos, porque está en cada uno de nosotros y ese nosotros es la Patria.

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