lunes, julio 14, 2025

La prelectura

Cuarta Parte

Por. Lic. Héctor Molina

 

Recordemos que…

 

La prelectura es el conjunto de habilidades y conocimientos que un niño desarrolla antes de aprender a leer formalmente las palabras. No se trata de leer las letras y las palabras en sí, sino de jugar y aprender cosas que luego le ayudarán mucho a leer.

 

¿Qué errores se debe evitar durante el desarrollo de la prelectura?

 

  1. Ignorar o subestimar la madurez del niño

 

Forzar el aprendizaje de letras o la lectura formal antes de que el niño muestre interés o tenga la madurez cognitiva y neurológica necesaria (que puede variar de un niño a otro, pero suele darse entre los 4 y 6 años). Esto genera frustración, rechazo hacia la lectura y puede afectar su autoestima. Los niños aprenden mejor cuando están listos y motivados.

 

Es recomendable observar las señales de preparación del niño (interés en los libros, capacidad de concentración, habilidad para seguir instrucciones, etc.), y adaptar las actividades a su ritmo individual.

 

  1. Enfocarse excesivamente en el abecedario aislado

 

Este error se da al enseñar las letras solo por su nombre y en orden alfabético, sin conexión con sonidos ni palabras. Repetir «A de avión, B de barco» sin contexto. Es un error ya que los niños necesitan entender que las letras representan sonidos que se combinan para formar palabras. Conocer el nombre de la letra no garantiza que pueda leerla en una palabra.

 

Una alternativa es priorizar el sonido de las letras (fonemas) sobre su nombre. Jugar con rimas, aliteraciones, segmentación de palabras en sílabas y sonidos, y asociar letras a palabras significativas para el niño.

 

  1. Descuidar el desarrollo del lenguaje oral

 

Pensar que la prelectura es solo sobre letras y números, olvidando que el lenguaje oral es su base principal. No hablarle mucho al niño, no contarle cuentos o no pedirle que exprese sus ideas. Un buen vocabulario, una sintaxis adecuada y la capacidad de narrar son predictores clave del éxito lector. Si un niño no comprende lo que escucha, difícilmente comprenderá lo que lee.

 

Se sugiere hablar constantemente con el niño, leerle cuentos a diario, hacerle preguntas abiertas sobre las historias, animarle a describir imágenes ya recontar lo que ha oído o vivido.

 

  1. No fomentar el amor por los libros y la lectura

 

Ver la lectura como una obligación o una tarea escolar, en lugar de una fuente de placer y descubrimiento. Usar libros aburridos o no dar acceso a una variedad de materiales de lectura. Por qué es un error, la motivación intrínseca es crucial. Si el niño asocia los libros con aburrimiento o presión, será más difícil que se interese en leer por sí mismo.

 

Para corregir este error se puede convertir la lectura en un momento agradable y especial. Leer juntos, visitar bibliotecas, permitir que el niño elija sus propios libros, crear un rincón de lectura acogedor y ser un modelo de lector positivo.

 

  1. Ignorar la conciencia fonológica

 

El error es no realizar actividades específicas para desarrollar la habilidad de reconocer y manipular los sonidos del lenguaje (conciencia fonológica). Porque la conciencia fonológica es el predictor más fuerte del éxito en la lectura. Si un niño no puede escuchar los sonidos en «ma-no», le costará mucho más decodificar esa palabra.

 

Se sugiere jugar a identificar rimas, aplaudir las sílabas de las palabras, adivinar palabras comenzando por un sonido concreto, segmentar palabras en sus sonidos individuales (ej. /c/-/a/-/s/-/a/).

 

  1. Saltarse etapas o no construir sobre habilidades previas

 

Introducir conceptos de lectura complejos sin asegurar que el niño ha dominado las habilidades más básicas de prelectura. Por ejemplo, espere que reconozca palabras sin que antes distinga sonidos o letras. El aprendizaje es un proceso escalado. Cada habilidad se construye sobre la anterior. Saltarse pasos crea lagunas en el conocimiento que dificultarán el progreso.

 

Se debe seguir una progresión lógica en la enseñanza para su corrección, que consiste en: desarrollo del lenguaje oral, luego la conciencia fonológica, y el conocimiento del alfabeto, para llegar al principio alfabético (sonido-letra), llegando  así a la decodificación. Evaluar constantemente para asegurar que cada etapa esté bien consolidada.

 

  1. Limitar la exposición a diferentes tipos de textos y propósitos de la lectura

 

Pensar que solo los cuentos son útiles. No mostrar que la lectura sirve para muchas cosas (saber cocinar, leer señales, encontrar información). La lectura tiene múltiples funciones en la vida real. Limitar la exposición puede hacer que el niño no comprenda la relevancia de leer.

 

La alternativa es exponer al niño a diferentes materiales (revistas, folletos, carteles, recetas, listas de compras) y contextos de lectura. Demostrar que leer sirve para aprender, informarse, disfrutar y comunicarse.

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