El primer ministro británico, Keir Starmer, anunció medidas para «retomar el control» de las fronteras del Reino Unido. Las nuevas políticas incluyen aumentar el requisito de residencia para la ciudadanía de 5 a 10 años, elevar los estándares de inglés y limitar el reclutamiento de trabajadores extranjeros para roles de asistencia social.
El objetivo es reducir la inmigración, una de las principales preocupaciones de los británicos puesto que se cuadriplicó entre el 2019 y 2023. Sin embargo, críticos señalan que Starmer está adoptando un enfoque similar al de los partidarios del Brexit, lo que podría ser un intento de evitar que el partido Reform UK, liderado por Nigel Farage, gane más apoyo y votos.