La escasez de carne de res, producto esencial de la población, se ha convertido en uno de los candentes problemas de hoy para la población boliviana, hecho que continúa agravándose por carencia de una política ganadera y ni qué decir de una política agraria de los gobiernos del MAS desde el año 2006. Por ello, debido al fracaso de medidas gubernamentales aplicadas para acabar con esa carestía, el conflicto sigue latente y afecta en especial a sectores de menores y enfermos.
Esa situación es tan grave que el gobierno del Estado Plurinacional ha pensado inicialmente en importar ese alimento, pese a no tener suficientes dólares para hacer dichas compras. Pero el problema de la producción y consumo de carne no era desconocido, por tanto, el causante de este desastre es “el primer presidente indígena de Bolivia” y sus ministros del ramo, que no adoptaron oportunamente previsiones para evitar la falta de carne y su encarecimiento. Y es que el masismo decidió desplazar el asunto al último plano, actitud que, por supuesto, debió tener consecuencias que ahora son contundentes en Bolivia.
Es posible recordar que, con anterioridad a la presencia del MAS en el poder, el país no tenía el problema de la dotación de carne para el pueblo. Pero los gobiernos masistas descuidaron la atención de la alimentación popular, a pesar de su demagógica consigna de “seguridad alimentaria”, que finalmente se convirtió en inseguridad alimentaria.
Con anterioridad a esa crisis, la población contaba con carne de la ganadería ovina, porcina de la región altiplánica. No era necesario importar ese producto, pues, la ganadería de las tierras de occidente aseguraba el abastecimiento de ese alimento. Pero esa época de oro llegó a su fin, debido a que el gobierno no solo olvidó atender a esa ganadería, sino que se dedicó a combatirla, hasta producir su colapso total. Hoy los bolivianos no se alimentan en la cantidad necesaria con la carne de cordero, llama, vacunos, y pescados, etc., que se han convertido en sueños de tiempos idos.
La carne del altiplano fue sustituida con carne de pollo, que es la que principalmente abastece a la población por su relativa abundancia y mantiene precios todavía aceptables, mientras el kilo de carne de res subió de 20 bolivianos a casi 40, con el agravante de que se seguirá encareciendo.
En ese sentido, la repudiable falta de atención a la ganadería del altiplano es una de las causas de la crisis alimentaria que ahora sufre el pueblo boliviano. En efecto, si no se reactiva la ganadería altiplánica, la escasez de carne se seguirá agravando, aunque el gobierno haga negociaciones con los ganaderos del oriente, cuya producción, además, no puede crecer por los grandes sabotajes a la ganadería por erradas medidas gubernamentales.
La escasez de carne y su posible importación
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